Quillacollo ignora sus nombres
Que alguien fuera de mi familia no sepa cómo se escribe el nombre de mi hijo, madre o hermano no debería sorprender mucho. Hasta es disculpable, más aún si se trata de un nombre extraño. Pero que ni yo mismo sepa cómo escribirlos ya raya en lo vergonzoso, ¿no creen?
Algo así ocurre a mis amigos quillacolleños. No conocen el nombre de sus calles, templos ni plazas.
Hasta hace un tiempito veía con cierta pena un letrero vial en la plaza Bolívar que señalaba la dirección en la que quedaba el templo de “San Idelfonso”. Ganas no me faltaban de corregir, aunque con tiza, “San Ildefonso”. Sí, se llama así, y está ubicado frente a la placita 15 de Agosto, que es la principal.
También tienen una avenida llamada “Oquendo”. La primera vez que vi el letrero, imaginé que era un homenaje a Juan Bautista Oquendo, protagonista de la revolución cochabambina de 1810. Recién me vengo a enterar que el homenaje es al dirigente cobista Juan Lechín Oquendo. Entonces, la calle debería conocerse como Lechín (el primer apellido), ¿no creen?
Ahora que están remodelando la plaza Bolívar y poniendo bonita su ciudad con miras de la fiesta de Urkupiña, hago esta recomendación a mis amigos quillacolleños y sus autoridades, y que pongan cuidado con los nombres correctos.
Y ya que hablamos de eso, una pequeña orientación a los visitantes que vayan a la fiesta de la Mamita y a los propios habitantes. La plaza de las Sirenas se llama Siles; la del Cóndor, 6 de Agosto; la Misk’i Calle es la Atacama, y la plaza principal es la 15 de Agosto, no la Bolívar.
Si alguna autoridad con aires de autonomía municipal les habla de la Avenida de la Integración se refiere a la prolongación de la Blanco Galindo.
No se ofendan, amigos quillacolleños, nos vemos en Urkupiña, estaré frente al templo de San Ildefonso.
Columnas de LUIS FERNANDO AVENDAÑO