Marx en el Chapare
En la semana que termina Carlos Marx cumplió 204 años. Como no podría ser de otra manera se le hicieron muchos homenajes. No hay la menor duda que sus ideas son fundamentales para entender el siglo XX. Se han escrito mares de tinta sobre el pensamiento de Marx en el campo filosófico, económico, social y político. La revolución rusa, la China del siglo pasado, el modelo cubano y centenas de otras experiencias políticas dicen haber bebido del ideario marxista.
No pretendo en este espacio dominical evaluar el polémico pensamiento de Marx y sus centenas de interpretaciones contemporáneas. Tan sólo que, en el caso boliviano, me pareció curioso, para decir lo menos, que desde el árbol del poder, con frecuencia, se hagan declaraciones de amor a Marx y sus ideas. Desde aquel diputado que definió que ser socialista significa ser sociable, pasando por los que se declaran marxistas “leministas” o aquellos más tiernos que, desde el comando de las finanzas públicas, definen socialismo como ayudar al prójimo. ¡Aleluya! Hermano sol, hermano luna.
En la semana que termina y como homenaje al onomástico de Marx, desde la cúspide del poder, apareció una nueva confesión: en cuanto el resto de los jóvenes mortales de los años 70 quería ser como John Travolta y usaban pantalones con botapié campana o pata de elefante, el precoz púber se sumergía en las densas aguas del marxismo. Las ideas del viejo Marx se tatuaron, con fuegos sagrados, en el entendimiento del joven revolucionario hasta nuestros días, para ahora inspirar el modelo económico, social comunitario y productivo responsable del crecimiento económico actual. ¿Mito, ficción ideológica o realidad? Así se construye la narrativa oficialista que sostiene que Bolivia camina rumbo al socialismo. El fondo musical: para el pueblo lo que es del pueblo y frecuentes alusiones a Marx.
Para comenzar van algunas preguntas: ¿Es Bolivia un país que usa la ideología marxista para entender la realidad nacional? Probablemente sí. La retórica del poder ha retomado con fuerza la defensa de los trabajadores y oprimidos. Y en el análisis y la práctica, se piensa que la lucha de clases es la partera de la historia y se promueve con ahínco la polarización social.
¿La política económica seguida en los últimos 15 años se basada en el pensamiento de Carlos Marx o de una manera más general en el instrumental socialista? ¿El “éxito económico” se origina en la aplicación de las ideas de Marx? ¿Es el modo de producción extractivista y comerciante la base para la construcción del socialismo? ¿Es la nacionalización una medida marxista?
¡No, waway! Éste es viejo nacional desarrollista basado en el keynesianismo de guitarreada. Éste que reparte plata sin ton ni son. Activa el comercio y reactiva el aparato productivo de los vecinos. En realidad, se trata más bien de un capitalismo estatal que controla varios sectores, que usa la inversión pública para hacer crecer la economía y promueve la distribución de rentas económicas para crear clientelas políticas. Es viejo capitalismo estatal de amiguetes que provocaría arcadas en Charly Marx.
¿Congelar el tipo de cambio y promover una explosión de importaciones legales e ilegales son propuestas inspiradas en El Capital de Marx? ¿Se mueve la feria 16 de Julio en La Paz, la feria de Barrio Lindo en Santa Cruz, la Cancha en Cochabamba y otros mercados informales bajo los preceptos marxistas? ¿Reina el marxismo leninismo en el Chapare? ¿Son los cocaleros la nueva vanguardia campesina proletaria? ¿Los 250 mil autos chutos que circulan en Bolivia son conducidos por los hombres nuevos que soñó el Che? ¿Son las cooperativas mineras el horizonte del socialismo que deja gruesas venas de mercurio envenenando los ríos nacionales?
¡No, waway! Ésta es la vieja estrategia del populismo económico de utilizar las políticas públicas por acción (tipo de cambio real apreciado) u omisión (ausencia de control y/o impuestos bajos) para generar oportunidades comerciales y rentas tanto cocaleras como mineras. Es el Estado creando clientelas rentistas.
En concreto, a través de una política impositiva muy laxa, el Gobierno permitió que el sector minero, en particular los cooperativistas, capturaran una parte significativa de las rentas generadas por la bonanza externa provocada por el incremento de los precios internacionales de los minerales.
Otra renta que creció, en los últimos 15 años, estuvo vinculada al circuito coca-cocaína y benefició a ciertos productores de hojas de coca y a otros sectores de la cadena de valor de esta actividad. Free Chapare y Marx en las camisetas fueron las consignas.
Ahora bien, los recursos o rentas generadas por los sectores mencionados produjeron una enorme burbuja de consumo, privada y pública, que permitió el crecimiento significativo del comercio formal e informal. Así se creó la renta comercial que fue posible de ser capturada y distribuida gracias a la mantención del tipo de cambio fijo y la apreciación del tipo de cambio real. O sea, el populismo cambiario que creó una burbuja de importaciones y contrabando gigantesca.
En suma, estamos frente a un espejismo ideológico que mezcla retórica marxista en un Estado prebendal: es un capitalismo de amiguetes que financia y promueve un mar de informalidad y socializa la pobreza.
Columnas de GONZALO CHÁVEZ A.