El Censo 2022, descabezado
No hay transparencia en lo que toca a la realización del Censo 2022, que está programado, como se ha anunciado, para el 16 de noviembre, dentro de cinco meses. Y esto se ha comprobado una vez más con la renuncia del director ejecutivo del Instituto Nacional de Estadística (INE), Humberto Arandia, quien se ha alejado del cargo el 9 de mayo -es decir, hace casi un mes, aunque nunca se informó nada al respecto-, lo cual confirma tácitamente una falta de acceso a la información pública en esa institución.
En efecto, en su carta de dimisión Arandia argumenta que no puede seguir al mando del INE por serios problemas de salud, vinculados a un accidente y a complicaciones psiquiátricas y neurológicas; estos problemas le impiden, asegura, seguir al frente del INE. Acaso lo más llamativo de la misiva sea el resumen que encabeza el texto: “Solicitud encarecida de aceptación de renuncia al cargo de Director General Ejecutivo del Instituto Nacional de Estadística”. Arandia, en una entrevista en el canal gubernamental, ha explicado que actualmente está en baja médica por una cirugía en su rodilla y que la aceptación de su renuncia está en manos del presidente Luis Arce. Arandia agrega que el Censo 2022 no depende de una persona y que el trabajo del INE “se llevará adelante de la mejor forma posible”.
Pero Arandia no es otra persona más, sino la cabeza del INE, esto es, el funcionario que debe tomar las decisiones más importantes para ejecutar el Censo 2022. Con su alejamiento, el INE y el proceso más importante que debe realizar esa institución cada 10 años, la encuesta para obtener información fundamental para el desarrollo del país, quedan sumidos en la incertidumbre.
Tampoco es coherente que si faltan apenas cinco meses para la verificación de la principal tarea del INE no se haya reemplazado inmediatamente al renunciante Arandia, quien además invoca “encarecidamente” que lo sustituyan. O hay negligencia o bien todo está tan perfecto que marcha con piloto automático, sin que se precise del ejecutivo más importante del INE.
Es lamentable que se conozca la carta de Arandia bajo estas circunstancias, que se agregan a las polémicas en torno al Censo 2022, pues recordemos que se ha observado la ausencia, hasta ahora, de un informe certero sobre el avance de la cartografía, que permite realizar una planificación adecuada de los equipos y del número de encuestadores que los compondrán y que es fundamental para obtener los resultados que se buscan. Tampoco se conoce el contenido de la boleta censal, pese a que fue el dimitente Arandia quien, en una de sus últimas (y escasas) comparecencias ante la prensa, anunció que ese instrumento fundamental, con las preguntas necesarias, está prácticamente terminado. También ha surgido una discusión sobre la necesidad de incluir la categoría mestizo y formular una interrogante sobre la religión que profesa la población.
No cabe duda que la renuncia de Arandia aumenta la desconfianza en este proceso vital para el país. Tal vez ha llegado la hora de discutir seriamente su postergación, aunque el costo político sea alto.




















