El Cartel de los Soles en la mira
Hablar del Cartel de los Soles es referirse a uno de los temas más incómodos y controvertidos de la política latinoamericana. Sus orígenes se remontan a la década de los noventa, cuando oficiales de las Fuerzas Armadas de Venezuela comenzaron a ser vinculados al narcotráfico. El nombre proviene de las insignias de sol que portan los generales venezolanos en sus uniformes, lo que alimentó la percepción de que altos mandos militares no solo toleraban, sino que participaban activamente en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa.
En marzo de este año, Estados Unidos dio un paso que movió el tablero. Su Departamento de Justicia declaró al Cartel de los Soles como organización criminal transnacional. Esto significa, en términos concretos, que Washington puede ahora ir más allá de los discursos: ordenar capturas internacionales, endurecer sanciones, congelar activos y desplegar operaciones de inteligencia con más respaldo legal.
El eco de esa decisión no se quedó en el norte. Ecuador, Paraguay y Argentina se sumaron, declarando también al cartel como organización criminal. Con ello enviaron una señal clara, alinearse con la estrategia de presión contra Caracas. Pero no todos piensan igual. El presidente Gustavo Petro, en Colombia, ha tomado el camino opuesto, insiste en el diálogo con Nicolás Maduro, convencido de que aislar a Venezuela solo traerá más problemas, sobre todo para los millones de migrantes que cruzan la frontera en busca de oportunidades.
En este pulso político también hay gestos que pesan. Washington ha ofrecido 50 millones de dólares de recompensa por Nicolás Maduro y 25 millones por Diosdado Cabello, figuras señaladas como las cabezas visibles de la estructura. Y como si no bastara con el incentivo económico, en el Caribe se han desplegado buques de guerra y aeronaves de patrullaje, un recordatorio de que, detrás de los discursos, la fuerza militar sigue siendo parte de la ecuación.
La pregunta inevitable es qué sigue. ¿Estamos ante el preludio de una escalada militar contra Caracas? ¿O simplemente se trata de una estrategia de contención para aislar más al régimen? Lo cierto es que el tablero regional se ha movido y, en medio de tensiones, apoyos cruzados y flotas desplegadas, el futuro inmediato de Venezuela parece entrar en un terreno de mayor incertidumbre.
El autor es economista
Columnas de PABLO AGUILAR ACHÁ