La urgencia de combatir el crimen organizado en Bolivia
En las últimas semanas, Santa Cruz, el Beni y el trópico de Cochabamba, se han convertido en el epicentro de asesinatos y otros crímenes.
Esos hechos sacuden la tranquilidad de la sociedad boliviana y evidencian la necesidad de combatir esta escalada de violencia desde la raíz con controles más efectivos, cambios en la legislación, modernización de los grupos de investigación de la Policía y el compromiso de la sociedad de exigir vivir en un ambiente seguro y de paz.
Los últimos secuestros perpetrados en Santa Cruz, dos a plena luz del día y en lugares públicos por grupos que simularon ser agentes de la Policía, no son hechos aislados, sino la penetración del crimen organizado ligado principalmente al narcotráfico y apoyado en una logística aérea que incluye la construcción de hangares, depósitos subterráneos, avionetas y grupos armados.
El uso de avionetas para exportar cocaína también exige reforzar el control del tráfico aéreo.
Esta modalidad del narcotráfico, que utiliza el espacio aéreo bolivianos es otro frente que las autoridades deben asumir como una prioridad si es que, realmente, se quiere luchar contra este flagelo.
A los secuestros se suman al menos cinco ejecuciones en Santa Cruz, una en el Beni y seis en el Chapare, todas a balazos. Estos crímenes se constituyen en una llamada de atención para que se asuman acciones de inmediato y frenar esta amenaza a la seguridad interna.
Los asesinatos por encargo muestran, además, que Bolivia está cambiando: está dejando de ser la ruta de tránsito del narcotráfico se está convirtiendo en un territorio de disputa para las redes criminales trasnacionales.
La presencia en el país de sicarios que están dispuestos, incluso, a enfrentarse a la Policía nos muestran que el crimen se expande y se requiere un abordaje proporcional, que incluya la formación de equipos especializados e incorruptibles para encarar a un poder que es capaz de penetrar instituciones y someterlas.
Es urgente que el Estado boliviano y los legisladores asuman a esta nueva amenaza con seriedad, ya que el combate al crimen organizado no puede ser una tarea superficial, sino que requiere de una estrategia amplia y de mucha cooperación con los países vecinos, pues hay investigaciones como la de la cadena O Globo, que muestran que los jefes narcotraficantes brasileños se refugian en Bolivia, donde continúan con sus actividades ilícitas.
Bolivia está a tiempo de contener la violencia, una tarea superficial, una tarea que necesita un sistema judicial fuerte con énfasis en inteligencia e investigación de las redes financieras.
Sin embargo, para lograr resultado es necesario entender la magnitud del problema y que la seguridad ciudadana está por encima de otras problemáticas.