La vida sigue igual, para Julio Iglesias
San Juan |
Sentado sobre su característico taburete, con sus gestos habituales, dicharachero y regañando a sus técnicos, Julio Iglesias se presentó ante las alrededor de 1.900 personas que llenaron ayer la sala Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes de San Juan, demostrando que, como reza su canción, “La vida sigue igual”.
Durante alrededor de dos horas, Iglesias, al fondo del escenario, desgranó sus canciones más famosas como “Amor amor”, “Me olvide de vivir” (una de las más aplaudidas y coreadas), “Un canto a Galicia” (de la que cambio la letra por “Un canto a Puerto Rico”), “De niña a mujer”, “La carretera”, “Me va, me va”, “Hey”, “Manuela” y “33 años” entre más de una veintena de canciones.
El público se entregó a Iglesias y gozó de todas sus anécdotas y relatos de vivencias en su pasado en Puerto Rico, pese a los evidentes problemas de sonido. Unos problemas que el cantante español achacó, entre bromas, al hecho de que los técnicos eran nuevos y a que el material era de fabricación china y no dudó, incluso, en hacer subir al escenario, en varias ocasiones, a uno de ellos.
Iglesias relató a los asistentes que en Puerto Rico había pasado algunos de los mejores momentos de su vida, que había tenido una novia puertorriqueña, que era la primera vez que cantaba en este teatro, que para hacer el amor a su edad tiene que hacer “virguerías”, que antes el amor para él era gratis “y ahora me cuesta” y que todas “mis mujeres han sido un amor conmigo”. El cantante, quien recibió en San Juan una estrella en el Paseo de la Fama de la ciudad, también relató cómo en dicho acto le habían preguntado qué “parte tenía de puertorriqueño”, en referencia a su abuela materna que era de Guayama, situada en la costa de la isla.