El mundo poético de Óscar Alfaro
Para hablar de Óscar Alfaro, el poeta de los niños, recupero de mi infancia el placer de leer, de soñar y de recitar sus poemas. Pocas lecturas me produjeron en esa edad y ahora mismo, tanto gusto y alegría, tanta emoción y ternura. Identificar los elementos poéticos capaces de crear en un niño o niña tal experiencia, nos hace pensar en lo exigente que es producir poesía para ellos/as, lectores/as tan categóricos como sinceros.
Y en efecto, no es tarea fácil. Exige, por una parte, una extraordinaria sensibilidad para imaginar y soñar desde el alma de los niños y, por otra, una competencia muy especial para construir un lenguaje tan profundamente poético como accesible a la comprensión de los mismos. Sólo la delicada fusión de estos elementos garantiza la aproximación de los niños y niñas a la palabra, al goce de la poesía.
Pocos poetas tienen este don, Óscar Alfaro lo posee en abundancia. Él pasó la prueba más dura: la aprobación de los niños de muchas generaciones.
La obra poética de Óscar Alfaro es vasta. Sus obras representativas: “Sueño de Azúcar”, “Canciones de lluvia y tierra”, “Bajo el sol de Tarija”, “Cajita de música”, “Alfabeto de estrellas”, “Cien poemas para niños” “La escuela de fiesta”, “La copla vivida” “El circo de papel”.
Podemos identificar dos grandes campos de inspiración: el amor al terruño tarijeño, fuente de colorido costumbrismo, de lirismo y de “sentido poético y humano” como escribió Juana de Ibarborou después de haber leído “Bajo el sol de Tarija”, y el amor a los niños, sus destinatarios de preferencia.
Óscar Alfaro escribió desde y para los niños y niñas en el real sentido del término; y no sobre los niños y niñas como tantos/as poetas que creen estar creando para ellos/as sin darse cuenta que los dejan al margen de sus propios poemas por la abstracción de las imágenes y la poca aproximación al espíritu de infancia, que es transparente, imaginativo, gracioso, informal alternativo en esencia.
Alfaro aborda temáticas diversas. Desde la poesía recreativa hecha de poemas juguete plenos de encanto motivador para ese encuentro mágico palabra- niño, hasta la poesía de contenido social, pasando por temáticas llenas de adhesión a lo que Carlos Castañon Barrientos llama “modestas e invaloradas realidades nacionales”y poemas que llevan a reflexionar acerca del arte y los niños, la libertad, la paz, la libertad y otros valores humanos universales.
“Sueño de azúcar” y “Cien poemas para niños” son dos libros representativos de su poesía para niños/as, correspondientes a dos etapas distintas de su producción. Los poemas del primero fueron escritos durante su adolescencia cuando el poeta iba a reemplazar a una maestra en una escuela del poblado de San Lorenzo de Tarija. Encierran, ya desde entonces, los elementos característicos de su poética para niños, desarrollados en el segundo, libro de su madurez. Estos elementos tienen que ver con las temáticas más frecuentes y con los elementos de su lenguaje, con el contenido ético de sus poemas y con los caracteres estéticos de su expresión.
Tal vez lo que más sorprende y subyuga en Óscar Alfaro es su mirada de niño. El mundo está visto por él con la simplicidad y el encanto con el que las cosas son percibidas por los niños. Las situaciones, los objetos, los acontecimientos cotidianos, los seres de la naturaleza adquieren en sus poemas dimensiones mágicas; cada detalle de la vida es fuente de asombro y de picardía. Se visten de la fantasía del poeta quien los describe a través de constantes sinestesias o les otorga una historia imaginativa cuyos componentes principales son el humor, el ingenio y el juego.
Sin forzamiento, sin el insoportable didactismo de cierta “poesía” para niños característica en la producción poética de su tiempo y aún ahora mismo vigente en Bolivia, Óscar Alfaro logra en ellos, con naturalidad, sin moralinas, la reflexión sobre valores como la paz y la rebeldía frente a un orden injusto; sabe hablar a los niños y niñas con un lenguaje de imágenes, de colores y sonidos de la pobreza, del dolor y de la muerte. Mientras conmueve con ternura, acicatea la conciencia con su crítica social sin concesiones.
Estos elementos le dan a la poesía de Óscar Alfaro la posibilidad de trascender los límites temporales y espaciales que le tocó vivir. No en vano es el más reconocido y querido poeta boliviano que ha escrito para niños y es un derecho de todos ellos, dentro y fuera de Bolivia aproximarse a él y viajar de su mano cálida y amorosa por los senderos mágicos de las palabras.
Óscar Alfaro es indudablemente el más alto poeta para niños que ha producido Bolivia y tiene un lugar consagrado entre los mejores de habla castellana. Como dijo alguna vez Jorge Suárez: “No existe precedencia de una poesía tan honda y transparente a un tiempo como la que el fue desgranando, día a día, en el oído artista de la infancia. (...) Y fue audaz, de una audacia que solamente los grandes líricos poseen, para prescindir de la anécdota y transformar al símbolo en contenido permanente.
Gracias Óscar Alfaro por haber llenado de luz, de música, de risas y sueños nuestra infancia, de sentimientos hermosos hechos poema, pequeños talismanes de luz para iluminar un mundo duro y difícil que los niños y niñas deben encarar, para aprender a vivir la cotidianeidad con imaginación, con profundidad y con sensibilidad y con humor.