Cómo afecta el peso de la mochila de un niño en su forma de caminar
SINC
Investigadores de la Universidad de Málaga alertan de que una carga en las mochilas escolares de más del 20 por ciento del peso corporal afecta directamente a la biomecánica de la marcha.
Así, los expertos aconsejan, por ejemplo, que un niño de unos 40 kilos no lleve más de 8 kilos encima para evitar futuras lesiones en caderas, pies o espalda.
Un estudio de la Universidad de Málaga determina el peso recomendado que un niño puede llevar a su espalda para que no afecte en su forma de caminar.
Así, los investigadores del Departamento de Enfermería y Podología PODUMA avisan de que una carga en la mochila de más del 20 por ciento del peso corporal del niño afecta directamente en la biomecánica de la marcha.
“Un niño de unos 40 kilos de peso no debería llevar más de 8 kilos encima”, afirma el profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud, Joaquín Páez, autor principal de este trabajo.
El trabajo
Para el desarrollo del estudio, los expertos de la UMA analizaron el pasado curso a 213 niños de diferentes colegios de Málaga, de entre 6 y 12 años.
“Lo que hicimos fue ir incrementando el peso de las mochilas que llevaban hasta completar cinco mediciones diferentes y compararlas con parámetros como la distancia del paso, el tiempo que el pie estaba en el aire o el balanceo de la marcha”, explica Gabriel Gijón, otro de los autores del artículo publicado en Scientific reports.
Alteraciones en la marcha
Los expertos contrastaron con la forma de caminar de cada niño, detectando alteraciones en la marcha significativas a partir de este último indicador (20 por ciento del peso corporal).
“La mayoría de estos niños solían llevar diariamente al colegio más de este 20 por ciento, algunos incluso hasta un 35 por ciento más de su peso corporal y durante un recorrido superior a un kilómetro”, aclara Páez.
Un esfuerzo, según los expertos, que además de repercutir en la biomecánica de la marcha, podría afectar a su aparato locomotor, provocando futuras lesiones en caderas, pies o espalda.
Además, estas lesiones se agravarían si los niños tuvieran ya alguna alteración de base como escoliosis o pies planos. Por esta razón, se recomienda aligerar las mochilas de los niños.
¿QUÉ HACER?
Usar mochilas con correas anchas y acolchadas, y con respaldo acolchado.
Usar mochilas con ajustes firmes, procurando mantener la bolsa a unos 5 cm arriba de su cintura.
Repartir el peso. Llevar siempre la mochila por las dos correas y jamás por una sola, para no sobrecargar uno de los hombros.
Hacer ejercicio. Practicar algún deporte o ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda.
Organizar la mochila poniendo los libros más pesados cerca y pegados a la espalda, y manteniendo cada cosa en su lugar.