De sabiduría y riqueza: La Villa Imperial
Texto: Alicia Cortés Soruco
Fotos: Víctor Castañeda, Leandro Tog, Nicola Melodie
Nuestro país nos ha llevado por los paisajes más increíbles que hemos presenciado. Desde rebosantes paraísos verdes hasta la gélida belleza de nuestras blancas cumbres, Bolivia sólo puede entenderse desde su diversidad y su enormidad. Por esa misma razón, nuestras ciudades encierran distintas esencias, almas citadinas que pueden ser descubiertas en sus calles, en sus plazas, en sus restaurantes y en su gente, en el corazón mismo de las metrópolis bolivianas.
De todas ellas, la más antigua y sabia es Potosí.
Entre sus calles de piedra y bajo la sombra histórica del Cerro Rico, todavía escuchamos las voces del pasado, en armonía con las del presente. Las casonas del centro que recuerdan tantos años de paz y conflicto. Los techos de tejas desiguales, hechas en las piernas de nuestros antepasados. Las torretas de piedra descubierta, teñidas por el pasar del tiempo. Todos estos detalles nos llaman y nos guían por los caminos de la historia boliviana y latinoamericana.
Visitar Potosí es visitar un museo vivo, un cuadro donde la sociedad y la cultura de la región se representan
Con el equipo de Una Gran Nación (UGN), hemos tenido el privilegio de ver las muchas facetas de Potosí en nuestros viajes. Sean los magníficos y nobles paisajes que el campo altiplánico nos ofrece o las bellas artesanías hechas con conocimientos antiguos. De estas experiencias, te dejamos cuatro:
La Casa de la Moneda
Uno de los destinos más icónicos de Potosí y Bolivia, la Casa de la Moneda es un recuerdo sombrío y un lugar fascinante. Un reflejo de las consecuencias de la riqueza, la Colonia y la explotación que nuestras tierras han presenciado. Si hay un lugar en Potosí donde los ecos del pasado rebotan en la piedra, es éste.
Conocer este hito de la historia boliviana es entender, de manera visceral, la vida de hace 300 años, la dificultad, el sufrimiento, el dolor, el desarrollo y, por supuesto, la cultura de la que venimos. Hoy, el museo de la Casa de la Moneda cumple con terrible eficiencia la función de todos los museos: recordarnos los tormentos, errores y momentos del pasado, para que podamos evitarlos hoy.
Una experiencia cultural, histórica, nacional y personal entre las delgadas calles de la antigua Villa Imperial. Esa es la Casa de la Moneda.
Iglesia de San Lorenzo de Carangas
La manifestación física del resultado de la mezcla entre lo católico, lo andino y lo barroco. Una obra de arte maximalista que nos permite leer sobre cultura en todos sus detalles. La viva imagen del sincretismo. Y ésa es sólo su portada.
Esta importante y antigua iglesia es un monumento histórico de mucha importancia, habiendo sido una de las dos iglesias más antiguas del departamento, junto a Santa Bárbara. Su famosa fachada, erigida en el siglo XVIII, es un mapa cultural, un resumen exquisito del mestizaje y la cosmología.
Al lado del arcángel, están Inti y Mama Killa, rodeados de estrellas. Debajo, sirenas tocan sus charangos para los dioses y el ángel. Los árboles se levantan llenos de fruta, mostrando la abundancia de la tierra. El Occidente Clásico se encuentra con la Cosmovisión Andina.
Palacio de la kalapurka
La ciudad puede ser fría, pero la comida no lo es.
Con técnicas tan antiguas como la ingenuidad humana, el Palacio de la Kalapurka nos ofrece la experiencia de la comida típica de la zona fría. Un caldo delicioso que se mantiene caliente gracias a las piedras calentadas al fuego que lleva dentro.
Sabor, cultura, gastronomía e historia, encerrados en un solo plato.
Salar de Uyuni y campos de quinua
El salar es, por sí solo, una experiencia única. Su inmensidad blanca, sus cielos hermosos y el reflejo brillante sobre el agua. Magia pura. Pero en el camino hacia tan bello destino, cuando uno va en la época correcta, nos encontramos con los campos de quinua en su máximo esplendor. Altas fibras de colores meciéndose al viento, paisajes que hacen palidecer a las bellezas extranjeras. Paseando por estos campos, rodeados de un producto tan especial, y de camino hacia el imponente salar, el equipo de UGN ha encontrado un paraíso para conectarnos con nuestras raíces y entender cómo nuestros viajes y aventuras nos convencen todos los días que Bolivia es nuestra Gran Nación.




























