Garo, el payaso tarijeño que se luce en La Paz
Los alrededores de una plaza, vehículos, motocicletas y los peatones forman parte del espectáculo que el payaso Garo presentó en las últimas semanas en todo el país, en una gira que dejó cientos de carcajadas para los que fueron a verlo.
Garo es el nombre artístico que Edgar Luis Balderrama usa para desarrollar sus rutinas humorísticas en la ciudad de La Paz.
Con un pequeño silbato en la boca que hace sonar para comunicarse, cientos de personas llegan a la plaza de San Francisco para disfrutar de una comedia sencilla, pero que cambia la jornada de cualquier transeúnte.
La historia de Balderrama empezó en Tarija, de donde es oriundo, allí tuvo que trabajar desde niño junto a su madre, pero luego terminó con una familia adoptiva.
El artista contó que dejó ese hogar porque buscaba estudiar teatro, pero su familia no aceptó esa propuesta, por lo que decidió seguir su camino.
En su recorrido pasó por varias ciudades donde hizo algunas presentaciones y se dio cuenta que podía hacer realidad su sueño. Poniendo en práctica sus conocimientos sobre arte callejero, que aprendió en Tarija, comenzó a dedicarse a esto.
Uncía y Llallagua fueron dos ciudades donde mostró su arte. En Oruro se quedó por dos años y fue precisamente el lugar donde comenzó a evolucionar con su personaje, aunque aún no tenía nombre.
Como estaba solo decidió trasladarse a Cochabamba porque quería conocer el departamento, pero no tuvo una buena experiencia porque nadie se detuvo a verlo. Decidió retornar a Oruro, pero luego de un tiempo volvió a intentar en Cochabamba y logró una buena aceptación.
En ese tiempo decidió nombrar a su personaje, Garo era el sobrenombre que tenía en el colegio y decidió adoptarlo.
El personaje
“Yo venía viajando hace un tiempo atrás, desde mis 18 años, venía recorriendo varios departamentos. Luego llegué a La Paz, llegué a San Francisco, ya había venido meses anteriores, pero en la segunda llegada, el escenario era propicio, yo siempre trabajaba con los autos y aparte de eso el cariño de la gente fue haciendo que me quede más tiempo. Tenía que quedarme una semana, pero se convirtió en un mes, y ese mes en años”, cuenta.
Tras iniciar con sus rutinas en la plaza de San Francisco, decidió quedarse en la ciudad y también se casó y tuvieron una hija.
El personaje que encarna Luis Balderrama es un “niño”, según relata. “Garo soy yo, trato de ser un niño, trato de sacar mi niño interior, un niño que quiere jugar, que quiere llamar la atención de la gente. Más que todo es un niño”, señala.
Un personaje único
“Es un resultado del tiempo, de los años que llevo haciendo esto. Son más de 12 años que Garo ya se viene formando. De a poco fui comprendiendo que no todos pueden aceptar el show, no están de buen ánimo y no puedes obligar a las personas. Ahora es distinto porque hay un Garo antes de las redes, y un Garo después. Antes el ambiente era más reacio al personaje, ahora ellos vienen a participar, se bajan del auto, ahora soy yo quien tiene que seguirles la corriente. Gracias a Dios, ahora es mucha la aceptación de las personas”, relata sobre la característica de su personaje.
La amabilidad, educación y la picardía son elementos que forman a Garo. Si bien antes de contar con sus redes sociales y mostrar su show a través de las plataformas digitales tenía que trabajar un poco más con el público, ahora es normal observar que las personas que pasan por las calles aledañas a la plaza San Francisco no se extrañan y, es más, algunas solo van para compartir un momento con el payaso.
Garo tiene una rutina de presentación, pero no se enmarca solo en ella, ya que más bien intenta trabajar con lo que “la persona ofrece”. “Lanzo como una piedrita y espero que la persona me devuelva, ahí empieza. A veces te devuelven más, a veces te devuelven menos, y uno tiene que ver eso. Tenemos una rutina, pero todo cambia, también de acuerdo a las personas que pasan, se va adaptando la escena a cada persona”, relata.
Los proyectos
Garo salió de La Paz hace unas semanas e hizo una gira completa por todo el país. No fue su primera gira, pero sí la primera que completó de manera consecutiva.
“Quería aprovechar con esta explosión de las redes sociales, no me lo esperaba la verdad. Siempre que llegaba no había gente esperándome, aunque al terminar siempre llenaba la plaza, antes tenía miedo porque el escenario esté lleno. En la gran mayoría de los departamentos no pude realizar mi show a cabalidad por temas de espacio y seguridad, porque la gente se me empezaba a cerrar en la calle, no me dejaban. Fue lindo”, dice.
Con relación a sus proyectos, señaló que aún no tiene nada previsto, pero espera superar todo lo que ha hecho. Entre sus sueños se plantea acudir a festivales internacionales, circos e incluso quedarse en Bolivia, pero con la idea de “seguir cultivando esta alegría en mi propio país”.
Entre sus proyecciones también está afianzarse y crecer como artista boliviano.
“Estamos para lo que venga, si estamos trabajando para eso vamos a seguir. Hay de todo, el payaso siempre tiene que saber de todo para salvar la escena”, afirmó.
Lo más difícil
Como en toda labor, profesión u oficio, el ejercicio siempre tiene sus momentos buenos y malos. En el caso de los payasos, muchos creen que no siempre pueden estar felices o surge aquella incógnita sobre cómo hacen para hacer reír a los demás.
Quizá una de las situaciones más difíciles es sonreír y hacer reír cuando la estabilidad personal no está presente, pero con el tiempo también se aprende a “separar” las cosas.
“Cuando todo está bien es fenomenal, pero si en algún momento hay algún problema igual tengo que salir a la función. Lo que la gente espera es que el payaso les haga reír. En la calle lo más complicado es la armonía, una comprensión del show, yo llego a tener algo que ofrecer a las personas, porque queremos mostrar un show para toda la familia. El tiempo que vivimos te exige un tipo de música, otro tipo de tecnologías, otros movimientos porque la misma gente está acostumbrada a eso. Uno trata de ofrecerle cosas muy complicadas, a la gente no le agrada”, señala.
El show de Garo se complementa con música, baile, muchas risas y una picardía tan peculiar que es aceptada por el público.
Una cara pintada de blanco, unas pequeñas cejas, una nariz negra y un traje naranja con estrellas muestra que los sueños se hacen realidad cuando luchas por ellos y que los sueños se pueden realizar siempre. Tal como el de Garo que sueña con llegar a Hollywood.