“La historia secreta”
Acabo de leer a Ricardo Piglia (escritor argentino), me llamó la atención la presentación que hizo de una herramienta poderosa como técnica que viene del mundo del cuento para que sea aplicada en los cortometrajes (será por eso digo yo el éxito de las series en el último tiempo). Él decía que “el cuento es un relato que encierra otro relato secreto”, viendo con ojo crítico esforzamos al cerebro para llevar en paralelo distintas tramas cuando leemos un cuento o vemos una serie y ambas tramas son igualmente apasionantes. Me puse a pensar, muchos viven así fuera del mundo de la escritura o televisión y muy dentro de sus propias realidades, casas, familias y trabajos, viviendo dos tramas al mismo tiempo (en algunos casos son dramas). Mi profesión exige el contacto con personas a diario y si no estoy dando un curso/charla/capacitación o taller, alguien me está hablando y yo estoy escuchando activamente, en esa escucha es donde constato que la mayoría tenemos tramas/dramas paralelos.
No quiero contar una historia secreta, sólo quiero que pensemos en los secretos de nuestra historia.
Una de las interrogantes de esta técnica es ¿cómo contar una historia mientras se está contando otra? Pues parece ser que para responder a esa pregunta debemos saber que lo más importante nunca se cuenta; la historia secreta se construye en lo no dicho o tal vez en lo sobreentendido. Así como él afirmaba que un mismo cuento cuenta dos historias, yo pienso que una historia “real” encierra otra historia y así muchos se creen el cuento de sus propias vidas y siguen viviéndola como si nada estuviera pasando junto a ella.
Los relatos visibles esconden relatos secretos que cuando llegamos a un espacio de intimidad, confidencialidad o confianza se revelan provocando un efecto sorpresa en quien lo está escuchando y un efecto liberador en quien lo está contando. ¿Cómo podría imaginarme –decimos– que en realidad no era buen padre?, ¿cómo podríamos haber pensado que no era el mejor maestro de la escuela?, ¿Si tan sólo hubiéramos sospechado de su desdicha cuando ella insinuaba que ya no quería vivir?, pero ¿si se ven tan bien como pareja y familia?, ¿acaso económicamente no estaban asegurados por dos generaciones?, ¿qué fue lo que la o lo movió para hacer esa confesión después de tantos años?
Definitivamente, lo que es superficial en una historia en la segunda es fundamental. Esa es la historia secreta que ignoramos y en muchos casos guardamos; temas que humillan y doblegan el ego.
Dicen los que saben que el cuento se construye para hacer aparecer artificialmente algo que estaba oculto; pero en las vidas reales ¿para qué se construyen?, la respuesta es dual pues podría ser para mantenerlo oculto o para definitivamente hacerlo aparecer y cuando aparece alguien respira aliviado porque “lo que no decimos no muere, pero nos puede matar” (lo dije, lo digo y lo diré).
Les anticipé que no iba a contar una historia secreta, pero les iba a pedir que piensen en los secretos de su historia. Ellos son los que nos aíslan, nos entristecen, nos enferman, nos avergüenzan, nos envejecen y hasta nos empobrecen… “quien encubre sus pecados, no prosperará…” (Prov. 28:13a).
En el tiempo y la vida real, no es sostenible contar una historia mientras se está viviendo otra. La vida no es cuento, no es una serie y tampoco una telenovela aunque algunas lo parezcan. La vida es la vida y toda historia secreta en ella siempre encontrará la manera de dejarlo de ser.