Si duele no es amor
Dada la coyuntura en la que estamos inmersos todos hoy en día, queda claro que será importante educarnos y educar a los nuestros, en salud mental, para poder de alguna manera orientarnos y sobreponernos a una sociedad que es cada vez más violenta.
Por ello, trataremos en estos artículos temas cotidianos, por medio de los cuales pretendemos acercarnos a una mayor comprensión de los mismos y con ello intentar también ser agentes de prevención, que hoy en día se ha vuelto de vital importancia.
Muchos de los problemas que derivan hoy en violencia tienen que ver con la poca comprensión del amor que tenemos o el desconocimiento de lo que en realidad es. Más allá de la idealización con la que siempre hemos vivido gracias a Disney, a los estándares con los que hemos sido criados y a la poca formación que tenemos con respecto a lo que es y no es este sentimiento.
¿En qué momento hemos asumido que amar y sufrir deben ir de la mano? ¿Es por cultura? ¿Es un mensaje no verbal que se transmite de generación en generación? Todos hemos sido criados en la cultura del fueron felices y comieron perdices, cuya traducción es “hay que sufrir y luchar para tener un final feliz”.
Lo cierto es que nadie nos ayuda a hacernos preguntas sobre este tema; por ejemplo, ¿qué busco yo en la otra persona?, ¿cuáles son mis valores?, ¿cuáles son mis límites?, ¿qué es aquello que, cuando sucede una sola vez, me indica que debo retirarme, ya que no es negociable desde ningún punto de vista? No lo sabemos, casi nunca nos lo hemos planteado.
Al tener desconocimiento de todo ello, la mayor parte de los seres humanos hemos aprendido a amar con total desconocimiento y, por ello, amamos desde nuestras carencias, desde lo que nos falta y aquí viene bien la frase de “la media naranja”, que en lugar de hacernos aterrizar en el amor nos ha terminado confundiendo aún más, ya que hemos asociado que encontrar una pareja es precisamente dar con la parte que nos falta; nada más equivocado, ya que yo estoy lista para amar cuando estoy completa conmigo misma, cuando me conozco, cuando sé lo que quiero y quién soy, cuando conozco mis límites, mis no negociables, cuando he aprendido a estar conmigo misma.
Es momento de reaprender el amor desde nuestro propio conocimiento hasta el hecho de conocer a la otra persona, antes de decidir que quiero compartir tiempo con él o ella. Es cierto que nunca hay garantías, pero sí existirá una mayor probabilidad de que la relación vaya mejor. Si en algún momento descubro que no encaja, si siento que esa persona tiene características que no van con mis valores principales, la decisión debe ser inmediata: “Debo irme”.
Si tienes que esforzarte para que resulte, si tienes que dejar tus amistades, tus actividades, si tienes que dedicarte exclusivamente a tu relación, si tienes que soportar que te bajen la autoestima de cualquier forma, si tienes que aguantar… Simplemente no es amor, porque el amor nunca duele.