Sandra Alcázar: “No hay tiempo para perder el tiempo”
La reconocida y carismática presentadora Sandra Alcázar se convirtió en una de las figuras más queridas de la televisión boliviana. En el nuevo episodio del Pódcast de la Revista OH!, comparte su experiencia como madre, su crecimiento en los medios y cómo enfrentó los cambios más importantes en su vida.
“Pasé de tener una vida independiente, de viajar y manejar mi propio tiempo, a tener una responsabilidad totalmente nueva. Adaptarme no fue fácil, pero fue una decisión que tomé con el corazón”, subraya.
- Es importante hablar de estos temas, porque muchas madres pasan por lo mismo y no siempre lo comparten. ¿Cómo lograste superar esa etapa?
- Pedí ayuda, tanto a mi familia como a profesionales. Mi círculo cercano fue clave para salir adelante, especialmente porque el papá de mi hija también estaba atravesando un momento difícil. Pero día a día fui sanando y encontrando mi equilibrio. Ahora me siento plena porque tengo a mi hija, mi trabajo y una familia que me apoya.
La familia es el pilar de todo. Mis padres siempre me han apoyado en cada etapa de mi vida, incluso en mis sueños más locos. Desde niña decía que quería salir a la calle y que la gente me reconociera, que me pidieran fotos, que tuviera mi propio programa. Y mi papá siempre me decía: “Algún día lo vas a lograr”. Hoy, después de más de 14 años en televisión, sé que sin ese apoyo no habría llegado hasta aquí. La motivación de mis padres me ayudó a nunca rendirme.
- ¿Cómo fue tu primer acercamiento a la TV?
- Desde pequeña, jugaba a ser presentadora. Armaba mi “set de televisión” con muebles en la cama de mi mamá, tenía mi micrófono de cepillo y mis ositos eran el público. Incluso grababa mi voz en casetes para simular un programa de radio. Pero el camino real comenzó con los certámenes de belleza. Me invitaron a varios programas de televisión y me di cuenta de que eso era lo que quería. Mi primer trabajo en TV fue con Rodrigo Zelaya, quien confió en mí y me enseñó desde cero.
Luego, tuve que salir del país con mi familia y al regresar, fui a varios castings, pero nadie me contrataba.
En un momento pensé que tal vez no daba para la televisión, así que trabajé en marketing hasta que se presentó una nueva oportunidad en la Red Uno. Desde ahí, fui creciendo de programa en programa y sigo con muchas metas por cumplir, falta todavía.
- Cuando entras al mundo del espectáculo, das cierto permiso para que la gente opine sobre tu vida. ¿Cómo manejaste esa exposición?
- Al principio fue difícil. Cuando me llegaron los primeros comentarios negativos, me dolieron, pero luego entendí que era parte del trabajo. Decidí que no iba a dejar que me afectara, porque también tengo una audiencia increíble que me apoya y me sigue desde mis inicios.
Ahora, cuando recibo críticas, las dejo pasar. Antes me tomaba el tiempo de bloquear o responder, pero ahora ya no, mi vida está muy expuesta. Me di cuenta de que el cariño de la gente es mucho más fuerte que cualquier comentario negativo.
- En Bolivia aún existe mucho machismo. ¿Sentiste esa presión cuando hiciste pública tu separación, en tu anterior relación?
- Sí, y mucho más de lo que imaginaba. Como mujer, una se casa con la idea de que será para toda la vida, pero la realidad a veces es diferente.
Al principio decidí callarlo, tenía que mostrarme feliz, como me conocen y eso era duro, pero mis seguidores lo notaban y me escribían preocupados.
Cuando finalmente hablé del tema, recibí muchísimo apoyo, especialmente de mujeres que habían pasado por lo mismo. Claro que también hubo comentarios negativos, pero me quedé con lo positivo. Muchas mujeres me escribieron diciendo: “No estás sola, yo también pasé por esto”. Ese apoyo fue muy importante en mi proceso de sanación. Lo más difícil de este proceso fue romper mis propias ilusiones.
Más que la presión social, lo que me afectó fue darme cuenta de que los sueños que tenía como mujer no se cumplirían. Por eso, me tomé mi tiempo para sanar antes de hacerlo público. Cuando finalmente lo conté, sentí un gran alivio. Es difícil, pero la vida sigue y hay que levantarse.
- En pleno siglo XXI, todavía vemos cómo las personas opinan sobre los cuerpos ajenos. ¿Cómo manejas este tipo de comentarios?
- Todos los días trato con eso. Cuando comencé me decían que estaba muy gorda, luego que estaba deforme, después que estaba demasiado flaca. Durante mi embarazo subí 30 kilos, y aún así había gente que decía: “Sandra, estás demasiado gorda”.
Luego, cuando bajé de peso, comenzaron con que estaba “anoréxica” o “enferma”. Me dicen de todo, es agotador, pero lo que más me preocupa es cómo afecta a otras mujeres. ¡Del cuerpo ajeno no se opina porque no sabe por lo que está pasando!
Me han escrito chicas diciéndome: “Me quiero matar porque todos me dicen que soy muy flaca”. Eso es gravísimo. La gente no se da cuenta del daño que pueden causar sus palabras. Nos hemos acostumbrado a criticar el cuerpo de los demás sin pensar en el impacto emocional. Si una decide estar flaca o gordita, ¿por qué nos metemos con el físico de una mujer? ¿Por qué nos hacemos daño entre nosotras?
Además, las personas que más opinan sobre mi cuerpo son hombres con fotos de sus hijas o esposas en su perfil. Y yo pienso: “¿Cómo pueden hablar así de una mujer cuando tienen una madre, una hermana o una hija?”. Hay que ser muy conscientes de lo que se dice en redes, porque un simple comentario puede afectar a alguien hasta el punto de llevarlo a una depresión o algo peor. Hay que hablarlo, es inevitable, pero desde donde estemos hay que concientizar.
- ¿Cómo cuidas tu bienestar emocional?
- La maternidad te cambia completamente. En mi caso, durante los primeros meses, mi estrés y preocupación por mi hija eran tan fuertes que ni siquiera podía asimilar la comida. Ahora que mis tiempos están más organizados, me estoy recuperando. He subido unos kilos y me siento mejor, siento que mi cuerpo está respondiendo porque el cuerpo te habla. En mi cabeza tenía muchas cosas, muchas decisiones, pero entendí que no puedo cargar con todo sola, y que la salud mental es clave.
El posparto dura uno a dos años y de ahí tu cuerpo vuelve a acomodarse otra vez, tus decisiones también. De repente nunca voy a ser la Sandra de antes, pero voy a ser una nueva Sandra, más tranquila y relajada.
- Se suele romantizar mucho la maternidad. ¿Qué es algo que hubieras querido saber?
- ¡Que la lactancia duele! Nadie me advirtió que se me destrozarían los pezones. También me hubiera gustado saber más sobre la depresión posparto. Yo pensaba: “Soy fuerte, no me voy a pasar por eso”. Pero pasó. Comencé a sentirme sola, a llorar. Es importante hablarlo. Muchas mujeres no lo dicen por miedo a que las juzguen. El posparto es un proceso difícil, y hay que pedir ayuda cuando la necesitamos. Hay que dar un apoyo muy grande a las mamás.
- ¿Cómo organizas tu tiempo entre el trabajo y la maternidad?
- Ha sido un reto, pero mi hija es increíble, ¡ella me entiende a la perfección, se organiza conmigo! Dicen que las mujercitas “llegan con la marraqueta bajo la manga” y la mía llegó con una bien grande. Me levanto temprano, trabajo en la mañana y en la tarde me dedico a ella. Aunque al principio me costó mucho dejarla para ir a trabajar, entendí que necesitaba ese equilibrio. Además, mi pareja y yo hemos aprendido a distribuir responsabilidades sin presionarnos y poniendo de nuestra parte.
- Con tantos cambios en tu vida, ¿cómo proyectas tu futuro?
- Antes era de las que planificaba todo, pero ya no. La vida me ha enseñado que las cosas pueden cambiar en cualquier momento. Prefiero vivir el presente, disfrutar lo que tengo ahora y dejar que el futuro me sorprenda. Claro, hay metas como tener mi casa propia, esas cosas que hay que visualizarlas y atraerlas, pero ya no me obsesiono con planear cada detalle. Prefiero confiar en que Dios me llevará por el camino correcto.
- ¿Cuáles son las cualidades que crees que te han llevado al éxito?
- La disciplina y el esfuerzo. Mi papá siempre me decía: “Cuando hay obligación, no hay diversión”, y eso lo tengo muy presente. He dejado muchas fiestas, eventos y momentos de ocio para enfocarme en mi carrera y mis sueños. Nada me ha llegado de la nada, todo ha sido con trabajo y perseverancia. He tocado muchas puertas y me han dicho que no, pero nunca me rendí. Por eso siempre digo: los sueños no se cumplen solos, hay que trabajar por ellos.
- Actualmente, conduces tu propio programa. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
- Es una responsabilidad enorme. Es el primer programa que conduzco sola y ha sido un sueño hecho realidad después de 15 años de trabajo en los medios. Afortunadamente, el público lo ha recibido con mucho cariño y apoyo. Me encanta que la gente se divierta y participe con las dinámicas.
- ¿Qué mensaje le darías a las personas que te siguen?
- Que sean felices. No hay tiempo para perder el tiempo. La vida es corta y está llena de momentos buenos y malos, pero siempre hay que seguir adelante con actitud positiva. No dejen que los problemas los hundan, todo pasa. A esta vida llegamos a ser felices y sin problemas no seríamos luchadores.