Mitad de linchamientos ocurre en el trópico
El triple linchamiento de tres jóvenes en el Sindicato San José Trinitario, en Puerto Villarroel, ha reabierto el problema de la inseguridad y la impunidad en el trópico de Cochabamba. El sociólogo de la UMSS, Fernando Salazar, expresó que más del 50 por ciento de los linchamientos se ha dado en esta región.
El investigador dijo que los hechos pueden ser recurrentes en esta zona del departamento por tres razones o hipótesis. La primera señala que la población se siente demasiado protegida por el actual Gobierno, porque es su base social y cree tener la libertad para hacer cualquier cosa.
La segunda considera que los ajusticiamientos se dan porque las comunidades se sienten amenazadas, porque no hay presencia del Estado en este lugar. “Entonces, si ni siquiera en el Chapare, territorio del actual Gobierno, se puede resguardar a la gente, ¿qué pasará en el resto del país?”, manifestó Salazar.
La última hipótesis se inclina por la aparición de “narco comunidades”, donde existe una economía subterránea tan dura que no permite la presencia de autoridades policiales, y ahora, ni siquiera de “sus propios vecinos” de Ivirgarzama.
El representante de la Defensoría del Pueblo en el trópico, Boris Selma, dijo que: “La gente está aburrida del trabajo de los policías y de la Fiscalía”. Pues, a pesar de que envían notas a estas instancias por las continuas quejas, no se ve un cambio.
Ante esa situación, señaló que gestionan la posibilidad de tener un sistema biométrico (para el control de personal) en el trópico, porque “no hay voluntad de trabajo de la gente que opera la justicia. En el trópico, lunes y viernes los fiscales no trabajan”.
Con relación a los linchamientos en el trópico, dijo que la Defensoría realiza una serie de talleres entre las organizaciones y el personal de justicia.
Las tres víctimas del linchamiento: el taxista Freddy Catorceno Mamani (24), Jhonny Alvarado Beltrán Ortiz (19) y Álex Cabezas Avendaño (16) fueron enterradas ayer. La prima de Catorceno, Rosmery Mamani, dijo que el joven era el único hijo varón de una familia de escasos recursos de Capinota y que hace dos años se instaló en Ivirgarzama para abrir una chapería.
En ésta se dedicaba a reparar motos viejas o accidentadas para venderlas en la zona.