Jóvenes siguen su vocación y aún abrazan la vida religiosa
“Lo sentí por primera vez a mis 15 años cuando iba hacer la confirmación”. Así comienza a contar el origen por su vocación religiosa, María José Anderggen. Siempre habla como una experiencia inolvidable y cuenta: “Sentí su llamado y caló hondo en mí”.
Pero, no fue de un día para otro que decidió dejar la Argentina para seguir su inspiración y venir a Bolivia para formarse como religiosa en la Orden Esclavas del Corazón Jesús, en Cochabamba.
Después de su confirmación se fue de misionera a las regiones de su país. Luego, se enamoró y por cuatro años su vocación quedó “como estancada”. Después de ese tiempo volvió a ser misionera, estudio en la universidad.
“Me recibí como trabajadora social, en 2014 volví a hacer misión y volví a sentir el llamado. También fue una muestra de fidelidad de Dios que te quiere a veces y otras no, sino siempre”, compartió.
A sus 26 años es una de las novicias que se forman en la sede Latinoamericana de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, en la ciudad de Cohabamba.
María José es parte de un grupo cada vez más reducido de jóvenes, mujeres y hombres, que abrazan la vida religiosa. Los formadores católicos están conscientes de que las vocaciones se han reducido.
En 2000, el Seminario San Luis recibió más de 250 jóvenes que querían ser sacerdotes. Pero, 15 años después, hay 20, nueve son de primer año. En tanto que la Congregación Esclavas del Corazón de Jesús recibía 15 aspirantes y ahora tiene tres.
“Es cierto que se vive una crisis de vocaciones sacerdotales y religiosas, aunque este año ha mejorado. Sin embargo, se trata más de una fragilidad de tomar decisiones para toda la vida. Pero, también, hay un modelo de sacerdote que necesita nuevas formas de hacer que el joven se apropie de esta vida”, comentó el rector del Seminario San Luis, Sergio Gamberoni.
No sólo hay menos vocaciones religiosas, sino que algunos cambian su decisión en el periodo de formación luego de pruebas. “Usualmente es uno de cinco los que llegan a ordenarse sacerdotes”, aseveró el formador.
Con las novicias pasa algo parecido. Normalmente, tres de 10 culminan su formación que lleva más de cinco años. Ante la disminución de vocaciones se realiza un acompañamiento más intenso y personalizado, dijo la formadora de novicias de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, Lita Aguilar.
Otro joven que optó por la vida religiosa y en comunidad es Juan Gabriel Guarayo de 24 años. Está en el tercer año de formación filosófica seminarista y asegura está convencido de que se encuentra en el camino correcto.
“Desde que me bauticé a mis siete años sentí algo diferente. En mi juventud entré a un grupo llamado Jóvenes Sin Fronteras. En 2006 escuché un fragmento que me hizo decirle a Dios: ‘Estoy aquí’. Sin embargo, cuando terminé el colegio me enfrenté al cáncer de mi mamá que me motivó a estudiar medicina”, contó.
Pese al ritmo de vida que tenía, volvió a sentir a Dios de manera especial durante el cuartel. “Recibí el llamado de mis hermanos, porque el médico preguntó si queríamos salvar a mi mamá o a mi hermana, porque estaba embarazada y se tenían que eliminar los quistes cancerígenos. Al final se salvaron las dos y desde ese momento sentí de una forma diferente y especial a Dios”, aseguró.
Su nexo con su vocación se consolidó cuando entró a la Pastoral del hospital Viedma y fue recomendado por el párroco.
Otro seminarista, Fabricio, recordó que después de su confirmación se unió a grupos juveniles de oración. “Mi camino espiritual fue un proceso. Gracias a Dios recibí consejos de familia y amigos que me ayudaron a ir por el camino correcto”, expresó.
FORMACIÓN
La formación para ser sacerdote o religiosa dura entre ocho y nueve años. En ambos casos se toma como base la teología y el servicio. Sin embargo, algunos aspectos varían según la espiritualidad de la congregación formadora.
En el Seminario San Luis se realiza un año de propedéutico, dos de filosofía, cuatro de teología y uno de servicio. Se ordenan primero como diáconos. Luego, se forman un año más para recibir la Orden Sacerdotal.
En el caso de las hermanas Esclavas se hace entre uno y dos años de postulantado, dos de noviciado, seis años de juniorado con estudios filosóficos y finalmente seis meses de reconfirmación en Roma.
BUSCAN UN LLAMADO AUTÉNTICO
SERGIO GAMBERONI, RECTOR SEMINARIO SAN LUIS
“No sólo trabajamos en la identidad”
Si, la propuesta cristiana es bella y pura, debe ser atractiva para todas las personas, ya sea que busquen una vida religiosa, sacerdotal o laica.
Nosotros no sólo trabajamos en la identidad del seminarista, sino en la capacidad de formar y guiar laicos, que es una tarea importante de los sacerdotes. Esto muchas veces se pierde en la ciudad.
LITA AGUILAR, FORMADORA ESCLAVAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
“Debe estar seguro de lo que quiere”
No por el hecho de que tenemos pocas novicias aceptaremos a quien se le ocurra la idea.
Se trata de una decisión basada en un discernimiento que acompañamos y guiamos. Tiene que ser alguien seguro de lo que quiere. Más aún en esta sociedad de la inmediatez, donde todo se lo quiere de forma instantánea; sino se cambia o reemplaza.
PAPA FRANCISCO
La crisis en vocaciones es algo que afecta a todo el mundo, no sólo a Bolivia o Cochabamba. Esta situación se hizo visible ante el papa Francisco cuando se llevó a cabo la audiencia de cierre del Año de la Vida Consagrada en Roma, a inicios de febrero.
Durante el encuentro la máxima autoridad eclesial dijo que se le hacía difícil creer lo que veía. Por ello, dio a los presentes varios consejos: “golpear con una oración intensa a la puerta del corazón del Señor por más vocaciones, discernir las verdaderas vocaciones y evitar la tentación de aferrarse al dinero cuando una comunidad envejece”, en ACI prensa.
Ante los miles de religiosos, Francisco dejó de lado el discurso oficial e improvisó unas palabras para reflexionar sobre los desafíos de la vida consagrada.
“Les confieso que me cuesta mucho cuando veo el decrecimiento de las vocaciones, cuando recibo a los obispos y les pregunto: ¿Cuántos seminaristas tienen? cuatro, cinco (...) Cuando ustedes en sus comunidades religiosas tienen un novicio, una novicia, dos. La comunidad envejece. Cuando hay grandes monasterios que son llevados por cuatro o cinco religiosas ancianas (…) Pero Señor, ¿qué sucede? ¿Por qué el vientre de la vida consagrada se hace tan estéril?”, dijo.
Antes de concluir, el Santo Padre agradeció a los consagrados “por todo lo que hacen”. Además, se dirigió a las mujeres y preguntó: “¿qué sería de la Iglesia si no existirían las religiosas?”.
EL CAMINO DE LA FORMACIÓN
EL SERVICIO ES FUNDAMENTAL
“La formación se basa en la reparación”
Jóvenes siguen su vocación y aún abrazan la vida religiosa

Una parte fundamental de la formación de los seminaristas y las novicias es el servicio a los demás. Por ello, realizan apostolados en diferentes espacios que les permiten llevar ayuda a personas necesitadas y “llevar y reconocer a Cristo en los demás”, señaló la responsable de formación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, Lita Aguilar.
Las novicias tienen diferentes espacios para realizar sus experiencias. Uno de ellos es el Colegio Irlandés, en el cual acompañan espiritualmente a los estudiantes y dan formación académica. Asimismo, apoyan en las actividades de la pastoral como la Catequesis Familiar, Confirmación, grupos juveniles misioneros y los Exploradores de Cristo.
También, una vez al mes se hace la “Acción Reparadora”, que consiste en llevar un poco de alimento y acompañar a las personas en situación de calle. Además, cuentan con una misión en las lomas de Calicanto donde se brinda apoyo escolar y catequesis a los niños y niñas de la zona, explicó Lita.
Por su parte, el rector del Seminario San Luis, Sergio Gamberoni, señaló que los aspirantes a seguir la vida religiosa pueden ir a sus parroquias a hacer el servicio o escoger entre diferentes labores de pastoral.
LLEGAN DE BOLIVIA Y LATINOAMÉRICA
“Tenemos jóvenes de todas partes”
Jóvenes siguen su vocación y aún abrazan la vida religiosa

Los centros de formación religiosa de Cochabamba reciben personas de toda Bolivia y de Latinoamérica. En el seminario San Luis hay aspirantes de Beni, Santa Cruz y otros departamentos. Por otro lado, las novicias de las Esclavas llegaron de Argentina, Chile y Colombia.
“Hay casos de jóvenes del campo que han encontrado una figura sacerdotal que ha sido testimonio de vida y fe para ellos. También tenemos chicos que llegaron de otras ciudades”, señaló el rector del seminario San Luis, Sergio Gamberoni.
Uno de los seminaristas, Juan Gabriel, señaló que “es un reto vivir en comunidad con otras personas que vienen de todas partes. Sin embargo, es algo que uno aprende a sobrellevar y encuentra hermanos en estas personas”, aseguró.
Por otro lado, la responsable de formación de las Esclavas, Lita Aguilar, dijo que las novicias que llegan de Latinoamérica pertenecen a la congregación. Pero, desde hace seis años no tienen ninguna boliviana.
Una de las novicias de la congregación Esclavas del Sagrado Corazón, María José indicó “la cultura boliviana es muy bonita. La gente es amable, se detienen a explicarte y demás, claro que como todo tiene sus fortalezas y debilidades”.
EL DIÁGOLO CON DIOS ES FUNDAMENTAL
“Las Esclavas hacemos también adoración”
Jóvenes siguen su vocación y aún abrazan la vida religiosa

El diálogo con Dios es una de las bases de la formación religiosa y sacerdotal. Tanto en el seminario San Luis como en la congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús se realizan oraciones diarias. Sin embargo, de acuerdo a la espiritualidad del grupo existen algunas diferencias.
La formadora de las Esclavas, Lita Aguilar señaló que parte de su espiritualidad está en base a la adoración. “Es un legado que nos dejó la fundadora Rafaela María. Consiste en un espacio de diálogo y adoración frente al Santísimo Sacramento y lo inculcamos tanto en estudiantes del colegio como en las novicias que vienen a recibir su formación”, aseveró.
Sin embargo, la formadora de las Esclavas y el rector del seminario San Luis indicaron que no es lo único que se hace, como piensan algunas personas. Expresaron que a veces existe una “desconexión o desconocimiento” de la vida religiosa y sacerdotal por parte de la sociedad.
“Como cualquier persona tenemos nuestras actividades de trabajo. Comenzamos el día con la oración y hacemos las pausas diarias, pero luego cada una hace sus cosas. Lo que sí es importante es llevar testimonio de fe a los demás y encontrar a Cristo en el otro”, explicó.