Miniaturas de varios tamaños y colores inundan festividad de Urkupiña
COCHABAMBA |
Variedad de colores y diseños inundan los puestos de venta durante la festividad de Urkupiña.
Las caseras ofrecen una gran gama de miniaturas a los visitantes, a medida que llegan al Santuario de la "virgencita", al sur del municipio de Quillacollo.
“Yo le he pedido tres casas y me ha cumplido las tres casas. Este año estoy viniendo ya por mi salud, por dinerito y para que siempre me acompañe”, relató Elsa Marín, sujetando un fajo de dólares de alasitas que adquirió para la tradicional q’oa.
Los creyentes compran, desde 5 bolivianos, los collares llenos de billetes, semillas y figuras para el amor, la suerte, el dinero o la protección. Aseguraron que, en más de una ocasión, sus pedidos han sido cumplidos por la Virgen milagrosa.
“Las casitas hay de todo precio. De 10, de 15, de 20 y más, según lo que busquen”, explicó una vendedora, afanada por la clientela.
Los fieles expresaron que al comprar en la festividad de Urkupiña, pueden lograr tener en la vida real lo que desean con las miniaturas. Casas, negocios, autos y boletos de viaje, son algunos de los objetos más comprados, según las vendedoras.
“Con toda fe ellos se compran lotecitos, se ch´allan y así con mucha fe y esfuerzo al año logran tener lo que se han comprado en Urkupiña”, explicó Marlene Colque, que vende pequeños lotes en el cerro de Cota.
“Decimos que cuesta 20 mil, pero es a 20 bolivianos el terreno”, agregó.
Asimismo, Juan Quispe, uno de los chamanes que ofrece sus servicios, contó con detalle los rituales que hacen los dueños de las miniaturas, que también compran cerveza para la ch’alla.
“Nosotros se los rodeamos con serpentina, con misturita, con alcoholcito y el vino de tierra, se lo challamos, después de ch´allar, no es para farrear, se cha´lla a la pachamama, y después todo les va bien”, dijo.
Para los rituales, los precios varían desde los 20 bolivianos, incluyendo más actos, como cantos y rezos si el cliente dispone de un presupuesto mayor.
La tradición a la Pachamama, es una creencia heredada de generación en generación, que muchos devotos practican cada año en la festividad de Urkupiña, acompañados con las misas y alabanzas religiosas.