Patiño y Morales
Dos son los bolivianos más famosos a nivel mundial: Simón I. Patiño, minero, y Evo Morales Ayma, cocalero, oficios que resumen cinco siglos de historia. El primero, provinciano de Cochabamba, migró a Oruro, donde el destino selló su vida y con ello a su nación; el segundo, provinciano de Oruro, migró al Chapare cochabambino que volcó su posible ocupación de campesino minifundista a la de líder sindical y político.
Patiño descubrió la rica veta de estaño “La Salvadora” en 1900 y en 1910 era un millonario con intereses en las principales capitales del mundo, cabeza de un imperio que todavía influye. Un siglo después, Morales asumió la presidencia en Bolivia y, después de una década en el poder, ambiciona quedarse muchos años más.
Ambos presentan biografías relacionadas con los recursos naturales. Patiño consolidó su empresa cuando invirtió en hornos de fundición y círculos comerciales, además de fundar bancos y ferrocarriles. Morales no logró cumplir la promesa de industrializar la coca, a pesar de diferentes intentos desde el Estado y desde la sociedad civil. En ambos, Estados Unidos jugó un rol central.
El estaño dio riqueza a Patiño y le permitió incluso ayudar a financiar parte de la Guerra del Chaco, pero marcó su caída por los vaivenes de los precios internacionales, y, sobre todo por las protestas sociales que provocaron la nacionalización de la Patiño Mines. La sangre minera manchó al magnate desde sus inicios. La coca dio impulso a Morales, pero su transformación en cocaína distorsionó los logros económicos de su Gobierno y enredó a sus amigos de Argentina y Venezuela, donde el narcotráfico es parte de la caída del populismo.
Ambos enfrentaron a Chile como un peligro para el desarrollo nacional. En silencio y con mucha astucia, Patiño arrinconó a los grandes capitales mapochinos al sacarlos de las minas bolivianas en un ardid digno de película. Morales espera un resultado favorable en La Haya en una decisión que sorprendió a La Moneda.
Sus descendientes no reflejan sus cunas humildes. Antenor y las hijas de Patiño se casaron con miembros de la realeza europea. Eva Liz viste y posa como modelo de pasarela con un toque de glamor ajeno a Orinoca.
Patiño trabajó desde el inicio con una perspectiva de largo plazo que se tradujo en sus éxitos empresariales, pero también en la construcción de socavones, de caminos, de hospitales, de fundaciones y casonas que hasta hoy son útiles.
La historia dirá qué impacto tuvo en el desarrollo nacional el programa “Evo Cumple” y cuánto cambió Bolivia con Morales.
Nuestros nietos lo sabrán.
La autora es periodista
Columnas de LUPE CAJÍAS