¿Será Kurdistán un nuevo estado?
Kurdistán (tierra de los kurdos) abarca cuatro partes de cuatro países: el sureste de Turquía, norte de Siria, norte de Irak y noroeste de Irán. Los kurdos han procurado crear un estado independiente sobre la base de algunas o todas las áreas con mayoría kurda. Ante la indiferencia internacional y la firme posición contraria de quienes ostentan soberanía sobre los lugares que habitan, la dirigencia kurda optó por exigir mayores autonomías en cada país. En algunos casos tuvieron éxito y en otros se produjeron terribles genocidios, ambos perpetrados por Turquía e Irak.
En el medioevo varias tribus kurdas formaron por separado débiles emiratos, sin agruparse en lo que podría haber sido una entidad propia. La nación kurda quedó dispersa y dominada por otras etnias que en esa conflictiva región sentaron soberanía. La mayoría de los kurdos son musulmanes sunitas; hay también chiitas, cristianos y judíos. El colonialismo franco-británico tampoco ayudó mucho en lo que hace al Kurdistán. Los acuerdos Sykes-Picot (1916) no resolvieron nada al respecto. En 2003 la invasión norteamericana contra Saddam Hussein fortaleció al Gobierno regional en la parte septentrional iraquí, de absoluta mayoría kurda y dotada de petróleo. Estando así las cosas, se llegó al presente momento.
Los kurdos, acompañados de sus valientes mujeres que combaten al lado de los hombres —enorme diferencia con la cultura árabe que posterga al género femenino— están ahora haciendo retroceder al temible ISIS (Estado Islámico) y con ello resurge el legítimo anhelo de un estado propio. Con Siria devastada e Irak semidestruido y dividido, Turquía es el único escollo de los independistas kurdos. Irán mantiene hasta el momento una relativa indiferencia. Responsables de atroces matanzas de armenios y kurdos, los otomanos se han caracterizado históricamente por sus extremas crueldades. Debido a la red de alianzas de Turquía con la OTAN, EEUU y la Unión Europea, esos importantes bloques del poder mundial siguen reticentes ante las aspiraciones kurdas. Hoy las cosas podrían cambiar. Aunque la mano dura de Erdogan —presidente turco en ejercicio— siga vigente, realidades geopolíticas e impresionantes victorias kurdas frente al ISIS crean nuevas situaciones que deberán ser consideradas. Es casi imposible que los kurdos puedan recuperar la integridad de su tierra ancestral, pero bien podrían acomodarse en la parte norte de Irak y de Siria a los efectos de crear su estado propio, el que además sería un baluarte contra el extremismo “yihadista”. Con el tiempo podrían concretarse arreglos con Teherán y Ankara a fines de repatriar kurdos que viven allí o adquirir —mediante entendimientos de mutua conveniencia— partes de sus territorios. Todo es posible y todo también puede no serlo, debido a la ebullición que caracteriza esa parte del globo.
El gran Saladino —reconquistó Jerusalén durante las Cruzadas— era de origen kurdo. Su gloriosa sombra histórica resurge ahora en función del coraje de ese sufrido pueblo, que lucha y reconquista espacios que ni siquiera le son propios pero como han vivido ahí por siglos, los defienden tenazmente del ISIS. La Sociedad de Naciones ya votó en 1925 a favor de la creación de un estado kurdo. En este tercer milenio, sobre la base de los principios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la autodeterminación de los pueblos, tal vez sea el momento de gestar un Kurdistán independiente, que además sería factor estratégico ante un nuevo ISIS u otra asociación terrorista de similar calaña.
El autor excanciller de Bolivia, economista y politólogo
Columnas de AGUSTÍN SAAVEDRA WEISE