La vida “light” y el mínimo esfuerzo
En lugar de aprovechar la modernidad de una forma positiva, nos estamos dejando llevar por la vida de consumo irracional y sin medidas en los que nuestra imagen es superflua, sin intensidad, que no produce asombro ni intriga. En definitiva no permite conocer nada en profundidad
“Qué fácil lo obtuviste”, “no necesitaste de sacrificio para tener ese resultado”. Son algunas de las frases que se escuchan todos los días en nuestro medio y me llevan a preguntar ¿por qué no ponemos más de nosotros para conseguir nuestro objetivo?
El tema que en esta oportunidad quiero compartir con ustedes tiene que ver con la realidad de que en la vida cotidiana se va imponiendo la cultura “light”.
Revisemos entonces a qué nos referimos con este término y reflexionemos sobre los daños que le hace a nuestra sociedad y vida la cultura del mínimo esfuerzo.
Esto no tiene nada que ver con eficiencia (obtener el objetivo en el menor tiempo posible y con el menor uso de recursos), sino con actitud pasiva y poco luchadora.
Demos algunos ejemplos de situaciones y cosas que se dan en el cotidiano: venta de comida por porciones, la lavadora de ropa, el Internet con su correo electrónico, la computadora portátil, la educación virtual, los alimentos de contenido light, los aparatos para hacer ejercicios.
Cada uno de estos ejemplos pueden mostrar cómo nuestra sociedad y los seres humanos, bajo el concepto de modernidad, hemos ido reduciendo nuestros esfuerzos por obtener algo, la vida se nos ha hecho más fácil y con posiciones muy cómodas.
En lugar de aprovechar la modernidad de una forma positiva, nos estamos dejando llevar por la vida de consumo irracional y sin medidas en los que nuestra imagen es superflua, sin intensidad, que no produce asombro ni intriga. En definitiva, no permite conocer nada en profundidad y muestra la rapidez con que como hombres vivimos.
La imagen que mostramos es que no es importante detenernos en nada. Se acciona constantemente el control remoto y actuamos. La idea de progreso, emancipación y bienestar dieron paso a otras como el relax, el reciclaje, el momento, el hoy. Importa por sobre todo el presente, el futuro no se vislumbra y el pasado casi no se recuerda.
Finalmente, sobre este tema recordaré una frase que encontré y que cambiaría nuestra vida “light” y la forma de verla: “Para saber mirar la vida no hace falta una lupa, hace falta razón y mucho corazón”.
Columnas de DANIEL GUZMÁN SANCHA