Lo grotesco de la política
El escenario político con vista a las elecciones generales de 2019, nos muestra una antesala de lo más grotesco que puede ser la política en Bolivia, desde las distintas acciones y declaraciones emprendidas por el partido oficialista solo con el objetivo de habilitar a toda costa al binomio Evo-Álvaro, y una oposición (u oposiciones) que no aprende de sus acciones anteriores de ir divididos, donde cada uno se siente presidenciable y la obstinación de estos líderes es más grande que el convencimiento del electorado de votar en su favor. En este escenario irrisorio, donde todo parece relativo y burlesco, lo que sí debe preocuparnos y llevarnos a la reflexión es el destino del país, ya que en la última década los partidos y agrupaciones políticas han sido incapaces de proyectar nuevos liderazgos (jóvenes y mujeres), y de generar espacios para debatir proyectos de país, en base a los procesos socioeconómicos y tecnológicos que acontecen a nivel mundial.
En nombre de la democracia, el gobierno del MAS va cometiendo un sinfín de anomalías que afectan a largo plazo el bienestar de aquella, como el no reconocimiento del voto popular del 21 de febrero de 2016, pasar por alto algunos artículos de la CPE o buscar la modificación de aquellos artículos que no les favorece, la prematura aprobación de una ley de Organizaciones Políticas que favorece más al gobierno del MAS y sus candidatos, y las distintas declaraciones “amenazas” a las instituciones que tienen que velar por el proceso electoral. Después vamos a estar sorprendiéndonos sobre cómo ha sido posible un “giro a la derecha” como ocurrió en varios países latinoamericanos, entre ellos Brasil, luego de una pésima administración de sus economías o llenos de corrupción por los gobiernos denominados progresistas o populistas.
Por otro lado, la aparición –como espectros de la vieja política– de candidatos de los partidos opositores, muestra que no se ha construido una renovación generacional de liderazgos. Los jóvenes siguen utilizados solo para las campañas y grupos de choque, y no así en la construcción de propuestas, además vienen reproduciendo las mañas de la vieja política, tanto en el partido oficialista como en los de la oposición, con algunas excepciones. Además, se puede notar en algunas ciudades y las redes sociales, que se vienen acentuando el regionalismo y la discriminación racial, encubiertos parcialmente con la Ley 045. Todas estas cuestiones deben ser consideradas por los partidos y los líderes políticos.
Por último, las denominadas plataformas y colectivos por la democracia y el 21F, tampoco logran integrar la cuestión política y los derechos ciudadanos, en estos últimos tiempos estos grupos en su mayoría han sido apropiados por los partidos tradicionales de la oposición, perdiendo su capacidad de interpelación al gobierno del MAS, además tampoco logran integrar a las distintas organizaciones y colectivos que están descontentos con el gobierno del MAS, que no necesariamente pertenecen a la clase media urbana, sino a sectores populares, asentados en ciudades intermedias y comunidades rurales. Las elecciones, tanto primarias y generales, marcarán nuevos derroteros para el país con vista a su bicentenario, la población tiene que asumir con mayor seriedad los destinos del país y no dejarse encandilar con los partidos que nada propositivo están haciendo.
Columnas de EFRAÍN GÓMEZ LARA