¿A quién le importa la yegua muerta?
El cadáver de una yegua preñada apareció el sábado en el parque Lincoln, ese gran espacio verde que alegra el noroeste de la ciudad y es frecuentado cada día por deportistas que trotan en sus senderos, paseantes de toda edad que lo recorren, niños que juegan en sus jardines...
Los fines de semana, cuando hay mucha más gente, unos muchachos alquilan caballos, en general a niños que se entusiasman por montar a uno de esos nobles animales, el tiempo de una corta vuelta, con un mozo que los lleva de la brida.
Anteayer, la yegua muerta, abandonada sobre el pasto, perturbaba el ambiente de fin semana en el parque. Natural, el cadáver del pobre animal provocaba miedo en los infantes y preocupación, sino repugnancia, en los adultos, paseantes y vecinos.
Ellos acudieron a la Policía Forestal Medio Ambiental (Pofoma) y otras instancias estatales para que se hagan cargo de la situación: ninguna lo hizo.
Y la yegua muerta desapareció del parque Lincoln...para aparecer el domingo en el río Taquiña, Tiquipaya, donde seguía tirada anoche.
¿Cómo murió ese animal?, lo dirá el veterinario después del examen forense, quizás hoy.
¿Quién es su dueño? Es un misterio, lo mismo que el de la propiedad de los caballos que pastan en el río Rocha o en la laguna Alalay. Pero alguna instancia municipal debería saberlo y llevar un registro de propietarios y caballos, y estos tendrían que poder ser identificados con certeza, porque esos animales viven en terrenos municipales.
Periodista de Los Tiempos
Columnas de NORMAN CHINCHILLA