Cuando conocí a Pedro Poveda
Al igual que muchas otras personas, yo no conocía a Pedro Poveda. Con conocer me refiero a cómo era o qué hizo en vida, porque el nombre lo oí vagamente por la calle o por algún lugar que mi conciencia recuerda.
Realmente conocer a alguien es más complejo de lo que uno piensa. Conocí a Pedro Poveda cuando leí la siguiente frase: “Para educar hay que conocer a la persona que se educa; sin este conocimiento, los medios más excelentes serán infructuosos”. Fueron palabras que me han conmovido y me he cuestionado ¿Quién es este hombre? ¿Qué le hace pensar todo eso que dice? Fue entonces que busqué sucesos sobre él. En aquel momento, caí en cuenta de que fue un hombre luchador de la paz en tiempos de guerra.
Para apoyar todo los que digo líneas arriba comencemos por su nacimiento, el 3 de diciembre de 1876. Tuvo una infancia dura y llevadera como todo niño rodeado de muchos hermanos. Los años pasaban, a los 14 él ya tenía decidido qué hacer con su vida, que era servir a los desamparados. ¿Qué persona sabe qué será a los 14 años? Pedro confesó que sería sacerdote y así fue, cumplió su objetivo.
Dedicó su vida a los niños, los educó, les busco casas donde puedan comer y dormir como verdaderos niños de fe. En estos tiempos ¿quién dedica por lo menos una hora a los niños?
Su bondad se extendió tanto que la gente admiraba su trabajo. Siguió luchando por la educación, convencido de que la niñez y los maestros son la base fundamental en la enseñanza para poder convertir una sociedad llena de sencillez, llena de fe y así vivir en armonía. Fue en esos afanes de la vida que fundó una academia de pedagogía para maestros, velando por la educación, por los niños y las mujeres. Poco después conoció a Josefa Segovia y crearon la Institución Teresiana.
Pero no todos entendemos que existen personas tan buenas que pueden dar todo sin pedir nada a cambio; buscaron a Poveda para acabar con su vida. Una tarde oscura y maliciosa, un 28 de julio, lo fusilaron, pero él no se rindió, lanzó sus últimas palabras “Soy sacerdote de Cristo”.
Se debe recordar a Pedro como un ser que ha dado todo por la niñez, por las mujeres y por la educación. Su amor y su sacrificio incondicional aún viven. Necesitamos más personas como él para cambiar esta sociedad.
Conocer a Pedro no solo es saber quién fue si no es sentir con el corazón que podemos ser como él y seguir sus pasos. Intenta ser como Pedro Poveda.
El autor es maestro
Columnas de LIONEL FLORES AGUILAR