Violencia en las campañas electorales
Las campañas electorales de las organizaciones políticas que participan de las elecciones generales del domingo 18 de octubre están tomando un cariz violento. Esa agresividad parece reflejar la actitud que observan entre ellos la mayor parte de los candidatos y son también una continuación de lo que vivimos los bolivianos desde el 20 de octubre de 2019, y a pesar de la emergencia sanitaria.
Esta exacerbación de los ánimos de militantes partidarios, simpatizantes de las organizaciones que sustentan las candidaturas y de activistas miembros de grupos formados durante la convulsión poselectoral de octubre y noviembre del año pasado evocan, precisamente, esas tres semanas de incertidumbre y zozobra que vivió el país hace poco más de 11 meses.
Pero no es solamente a partir del 6 de septiembre –fecha del inicio de la difusión de propaganda electoral en actos públicos de campaña– que la agresividad de personajes públicos es manifiesta y recurrente.
Las actitudes amenazantes del Ministro de Gobierno –uno de los más activos, en el plano mediático, del Gabinete de la Presidenta transitoria– han sido tan frecuentes que ya resultan nada sorprendentes.
Sin embargo, la campaña electoral parece haber disipado toda moderación de la agresividad de quienes sostienen candidaturas. Hace como una semana un candidato a diputado uninominal de Comunidad Ciudadana, fue apedreado en el sur de La Paz. También los partidarios del MAS, en Santa Cruz, fueron golpeados, y se les impidió realizar un mitin electoral. Un día antes, simpatizantes de ambos partidos habían librado una auténtica batalla callejera en la ciudad de Oruro. Exactamente donde Luis Fernando Camacho, del partido Creemos, fue también el blanco de piedras el 17 de septiembre.
Esos son algunos ejemplos. Hasta ayer, se habían registrado por los menos una veintena de actos de violencia en el marco de las campañas electorales. A dos semanas de iniciadas éstas, la Oficina de la Alta Comisionada de las ONU para los DDHH manifestó que “reprueba los episodios de violencia registrados que estarían afectando los derechos de la ciudadanía y de las diversas tiendas políticas a realizar proselitismo”. Similar actitud tuvo, al respecto, la Iglesia católica y la Unión Europea.
Faltan 16 días para el fin de las campañas y es necesario que los siete candidatos presidenciales, lo mismo que quienes pretenden ocupar un curul en la Asamblea Legislativa impongan la paz y la tolerancia entre los militantes de sus organizaciones políticas, y lo hagan con el ejemplo.
Esa actitud de responsabilidad, respeto y tolerancia es imprescindible para un proceso eleccionario “ordenado, democrático, propositivo y pacífico, como al que aspira la ciudadanía”.