Los más graves daños del poder populista (IV)
En la anterior entrega de esta serie repasamos los principales logros del poder populista. En esta entrega se registran sus peores daños.
Sometimiento de la justicia.- Los bolivianos sienten que el mayor daño causado por Evo y el MAS es el reclutamiento de jueces y fiscales para que intimiden y persigan a sus enemigos.
Álvaro García Linera escribió desde la vicepresidencia que la independencia del poder judicial es una ilusión neoliberal. Poco le importó que una justicia servil fomente la delincuencia y el asalto al patrimonio público.
Cuando se pescan delitos de autoridades del partido no se los investiga ni sanciona. Solamente en pocos casos en que es imposible ignorarlos se les aplica la ley, pero siempre con guante de seda. Si los opositores cometen delitos, son perseguidos con saña. Si no los han cometido, los inventan. Muchas veces los encarcelan antes de decidir de qué y cómo se los acusa.
Esta es la vileza que la justicia controlada por el MAS está cometiendo contra la ex presidenta Jeanine Añez. Todo en nombre del respeto al Estado de Derecho, al debido proceso y a la independencia de jueces y fiscales.
Desde los más altos magistrados hasta los más humildes masistas se han dado cuenta que les dieron luz verde para abusar de su cuota de poder. Se sintieron protegidos por el partido y por el gobierno. Jueces y fiscales escogidos y pervertidos por el MAS les garantizaron impunidad.
De paso esos fiscales y jueces aprovecharon para vender impunidad a cualquier delincuente que se la podía comprar. La treta se esparció rápidamente en toda la sociedad. Pillos y pillastres la aplicaron. Asesinos y violadores la aprovecharon.
Sometimiento del organismo electoral.- El control del organismo electoral es un daño todavía más grave que la sumisión de la justicia. Cuando está copado por el partido dominante les roba su voto a todos los ciudadanos. Se convierte en un asaltante de la soberanía del pueblo.
Se encarga de garantizar que los candidatos del MAS no pierdan ningún acto electoral. Con cada elección que ganan se dan un falso baño de legitimidad. Eso les sirve para disimular su dominio ilegal sobre los poderes del Estado y la sociedad.
Este daño no se percibe tan rápido como la injusticia, aunque es más grave por una razón. El asalto al voto popular es la llave de la puerta por la que entra y se instala el abuso de poder. Si se queda como dueño, pronto convertirá a Bolivia en una dictadura pura y dura.
Primero es lo primero.- Los distinguidos abogados que proponen reformar la justicia mediante un referéndum autoconvocado por la ciudadanía no le dan su debido peso a un hecho evidente. Esa consulta será controlada de principio a fin por el organismo electoral controlado por el MAS.
Queda claro que la lucha por reponer la probidad de la justicia no será exitosa sin una previa reforma del proceso electoral. Si el organismo electoral desbarata la propuesta de este grupo de destacados juristas, se habrá demostrado dónde está el problema y por dónde debe empezar la solución.
Manipulación del Estado de Derecho.- Hay algo que va todavía más allá de un torpe sometimiento del sistema de justicia y del robo descarado de votos.
El Estado de Derecho se ha vuelto un dispositivo que se usa a conveniencia. Se ha convertido en una herramienta para obtener, ejercer y retener el poder político. Un canalla callejero que quemó docenas de buses del transporte público en La Paz aprendió a torcer la ley a su favor. Hoy la usa contra los que lo acusan. Lo respaldan jueces y fiscales controlados por el régimen.
Algo similar hace Evo cuando sus altos mandos policiales son acusados por contrabando de cocaína a los Estados Unidos. Acusa al imperio de espiarlo y de tratar de descuartizarlo como a Túpac Katari. “Prestarse a la conspiración de la DEA es traicionar la lucha del pueblo boliviano”, escribe desde el Chapare.
Para los que se sienten más fuertes en algún momento o lugar, la vida sin orden ni ley puede ser lo más agradable del mundo. Si se topan con alguien más fuerte les va mal. Entonces se hacen a las víctimas. Se escudan de vuelta en el Estado de Derecho. No es que respeten la ley y el orden. Simplemente los adoptan cuando les conviene.
Abuso de poder.- No hay más grandes ejemplos del abuso de poder que el sometimiento de la justicia, el robo del voto de la gente y la depravación del Estado de Derecho. Este espacio apenas alcanza para señalar otros ejemplos.
El partido de gobierno no se contentó con someter al Poder Judicial y al Poder Electoral. También sometió al Poder Legislativo. Cuando perdió su mayoría de dos tercios en la Asamblea, cambió el reglamento. Lo hizo en los últimos días en que todavía gozaba de sus dos tercios. Se dio luz verde para hacer lo que quería con una simple mayoría.
En un afán por concentrar todo el poder en el gobierno, achicó los presupuestos de las autonomías departamentales y municipales. Se ensañó con las que estaban encabezadas por opositores. Puso en la congeladora el pacto fiscal requerido por ley.
Creó docenas de empresas que funcionan a pérdida. Tras la bandera de la nacionalización, convirtió la fallida búsqueda de pozos de gas en un negocio particular. Espantó la inversión extranjera que hubiera encontrado gas. Debilitó al sector privado nacional.
Con tal que lo apoyen, convirtió en funcionarios públicos a cientos de ineptos, ladrones y lambones. Medio millón de funcionarios no hace bien lo que una cuarta parte bien escogida, bien entrenada y bien compensada puede hacerlo mejor.
Subsecuentes entregas indagarán por qué el presidente Luis Arce Catacora insiste con tanto empeño en profundizar estos daños y otros que heredó de sus antecesores.
El autor practica el análisis de ideas
Ver en la misma serie de artículos:
Los pilares del poder populista (I)
Columnas de WALTER GUEVARA ANAYA