Si sólo fuera “el Max”
Si fuera solo “el Max”, posiblemente estuviéramos hablando de una excepción; no faltaría quién lo considerara “un genio” que se dio modos para engañar al sistema, pero no nos estamos refiriendo a eso, sino a alguien que durante años fue sustentado por el poder político, como ejecutivo de la Confederación Universitaria Boliviana, como si tuviera algún valor político, fuera de ser amigo o compañero de jochas de Evo Morales, de quien ya conocemos todo; poco destacable, por cierto.
“El Max” es parte de la corrupción con la que se maneja el Estado y, en el caso puntual, la gran mayoría de las universidades públicas y, consecuentemente, el Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana, CEUB, porque no irán a decir que no denunciar y mirar para otro lado o impulsar al personaje de marras no es un acto de corrupción.
Agrade o no a los involucrados, hay claros indicios de corrupción cometidos por el “Presidium” del XIII Congreso Nacional de Universidades; en el CEUB, que decidió pagar sueldos, beneficios sociales, pasajes, viáticos y otros beneficios “al Max”, o sea, al presidente de la CUB, que representa a los estudiantes de las universidades públicas de Bolivia y, como tal, es miembro de ese “Presidium”.
Contando con la colaboración de gente que sabe de esto más que yo, a quien agradezco la disposición de colaborarnos, y que conoce el mal manejo “de todo” en el CEUB, hemos podido armar este trabajo que, con algunas posibles fallas de forma y no en el fondo, deja al descubierto el discrecional manejo del presupuesto otorgado por el TGN a las universidades públicas, el mismo que desde hace mucho tiempo está siendo dilapidado sin que se pueda destacar una acción destinada a hacer de las universidades públicas espacios que formen a la juventud que se ve imposibilitada de acceder a las pocas universidades privadas que justifican su existencia (hay otras que no son mejores que las públicas).
La Contraloría General de la República debería vigilar que los fondos públicos entregados por el Estado (no es plata del gobernante de turno) no sean dilapidados; “el Max” es una muestra del gasto insulso y corrupto. Eso o sabían en el CEUB que, probablemente, tratando de cuidarse las espaldas, usaron ese XIII Congreso Nacional de Universidades para cometer las irregularidades que destacamos a continuación (tenemos los documentos de respaldo que los entregamos a las direcciones de los medios que nos publican).
Veamos el daño y actos irregulares cometidos en perjuicio de la institucionalidad y del patrimonio del CEUB:
En mayo de 2018, en la ciudad de Potosí se llevó a cabo el XIII Congreso Nacional de Universidades. Objetivo: actualizar normativas, aprobar nuevos reglamentos, emitir resoluciones de Congreso en favor del Sistema de la Universidad Boliviana y elegir al nuevo CEUB.
El Congreso se suspendió apenas se inició, por la muerte del Jonathan Quispe Vila, estudiante de la Universidad Pública de El Alto, UPEA, en esa ciudad, por un disparo de parte de un policía que trataron de achacar a los universitarios alteños. Se dio un cuarto intermedio de 30 días y se encomendó al “Presidium” que hasta que se reinstale el Congreso, se haga cargo de la representación legal y coordinación administrativa del CEUB. Los encargados: el rector de la Universidad Autónoma Tomas Frías de Potosí en su calidad de Presidente del Congreso, el ejecutivo nacional de los docentes como Primer Vicepresidente del Congreso y el ejecutivo Nacional de Estudiantes, como Vicepresidente del Congreso.
El Congreso debía reinstalarse en 30 días (Resolución 04/2018). Los 30 días se convirtieron en cuatro años. Los citados decidieron otorgarle el cargo de Secretario Ejecutivo Nacional a.i. al “representante estudiantil Max Mendoza Parra”, asignándole un sueldo mensual de Bs 21.870, incluidos otros beneficios de trabajador regular, como si el dirigente fuera funcionario del CEUB.
Precisemos: la CUB se financia con los aportes estudiantiles del país y un dirigente de esta no puede recibir sueldo de la CUB o del CEUB. Esto que se hizo con Mendoza se puede definir como nombramiento ilegal, conducta antieconómica, uso indebido de bienes y servicios públicos, uso indebido de influencias, contribuciones y ventajas ilegítimas y otros delitos que deben ser tipificados por las autoridades judiciales, si acaso se interesan en investigar.
Son 48 meses de sueldos (Bs 1.049.760), cuatro aguinaldos, cuatro indemnizaciones por año, pasajes, viáticos y otros (no se conoce). Es decir, aproximadamente 1.224.720 bolivianos. ¿Tendrá que devolver este monto? ¿Será el único responsable? ¿Y los que firmaron los cheques y las resoluciones?
A fin de legalizar lo ilegal, decidieron emitir la Resolución Administrativa CEUB No. 36/2018 (14/12/18), con el Asunto: Pago por reestructuración al Secretario Nacional a.i. Max Mendoza Parra, quien no cumplía los requisitos del cargo.
El 8 de agosto de 2019, mediante la Resolución de la I Conferencia Nacional Extraordinaria de Universidades, realizada en Cobija, Pando, se homologan las Resoluciones Administrativas del CEUB de las gestiones 2018 y 2019; no se consideró la Resolución Administrativa 36/2018.
El “Presidium”, aprovechando la Resolución 35/2018 en la que se autoriza la reestructuración institucional y aplicación de una nueva escala, cambia la designación de Mendoza Parra con el cargo de miembro del “Presidium” y ya no el de secretario nacional a.i., como aparece en la boleta de pago publicada en RRSS. Está claro que se buscó corregir la anterior irregularidad, sin darse cuenta de que cometieron otra irregularidad aún más grave creando un cargo inexistente en las normas de la universidad.
Cierro señalando que no es “el Max” el problema. Lo concreto es que lo puntual es la corrupción del Estado en su conjunto. Copar todos los espacios por parte del poder fue y es un imperativo de Evo Morales, de Arce Catacora o de quien fuere; no importa cómo: lo arreglan los abogados o se deja “para luego”, hasta que lo tape el olvido.
¿Lo van a castigar “al Max”? Depende de cuán rápido puedan armar un escándalo que tape éste; los ejemplos de esta práctica son muchos: el aeródromo, las órdenes de abandonar las factorías de cocaína, los vehículos robados, los bárbaros (chutos)… “El Max”, ¿puede ser uno más o el quiebre? Eso ya no depende de nosotros.
Columnas de CARLOS FEDERICO VALVERDE BRAVO