¿Alguna novedad que justifique el viaje?
Diecisiete años sin venir y, cuando vienen, lo primero que se vio (y no agradó), fue el homenaje de Joel Hernández al TSE fraudulento, encabezado por la Sra. María Eugenia Choque, “otra vez vestida de pollera” quien, de haber habido una lisonja más de parte del Alto Comisionado, pedía el Cóndor de los Andes en grado de Gran Cruz para todos, porque don Joel les dijo que “sólo hicieron su trabajo”, como si el mundo no supiera que hubo un “fraude a la carta” de parte de los mexicanos que vinieron a “poner los puntos porcentuales que faltaban” a la candidatura de Evo Morales para que el “triunfo electoral” apenas sobrepase el 10%, haciéndolo “creíble”.
Todo eso lo encontró la OEA y, Morales que pidió que no se publique el informe “todavía”, que esperen unos dos días, terminó despidiendo al TSE, convocando a nuevas elecciones y renunciando. Esto y todo lo demás, es muy conocido y no habría para qué repetirlo, de manera que, el único que parece no haberse enterado del ”trabajo-fraude” fue don Joel. Al menos no dijeron que fue golpe, porque quedó claro que Morales huyó a México, después de su renuncia, y de tratar quedarse hasta enero y convencer al general Kalimán que se haga cargo del gobierno (golpe ideado en la casa presidencial) y después se lo devuelva a él. Morales huyó, haciendo dejación inmediata del cargo, se fueron él, acompañado del “entristecido” García Linera y la entonces ministra Gabriela Montaño (solo para que no nos olvidemos).
Digo, ¿esperar 17 años para esto? No, la verdad es que el informe preliminar es flojo, pobre, porque no dijeron nada que no se sepa; nada que haga creer que la OEA-CIDH podían generar algo diferente para ayudarnos en serio a salir de la crisis política; supongo que habrá que esperar el “informe oficial, de aquí a unos 45 días”, o más, para descubrirlo.
¿Pusimos demasiada expectativa? Probablemente sí; en una de esas, queríamos algo más de que nos reciten lo que ya sabemos: falta de inclusión social, ausencia de institucionalidad democrática, dependencia o más bien, contubernio permanente entre el poder político y el poder judicial, el casi imposible acceso a la justicia en materia penal, la violación de derechos humanos sufridos por presos comunes y, ni se diga de los presos políticos que son tratados como si estuviéramos en dictadura. De esto prácticamente no hablaron, en todo caso dijeron que los mismos se autoidentificaron, como presos políticos.
La CIDH nos dijo, en pocas palabras que se mantiene el mismo cuadro de 17 años atrás, como si el país no lo viviera en carne propia; don Joel no habló ni dijo nada, se encargó del informe la vicepresidenta de la delegación, Sra. Esmeralda Arosemena.
¿El mismo cuadro? En realidad, destacaron, con mirada de un solo ojo en lo que respecta a la inclusión social, catalogada por ellos como una “inclusión y participación social sin precedentes”, atribuyéndola al “estado Plurinacional”. Claro, olvidaron abrir el otro ojo; ahí hubieran podido decir que para que haya una verdadera inclusión social no se trata únicamente de “visibilizar a los excluidos” (¿ahora nos toca?), sino que hay que poner a todos los ciudadanos en posición visible, porque no es justicia visibilizar a unos y quitar derechos a otros, como ocurre en el país. ¿Qué otra cosa significa, si no, aquello, cuando, por ejemplo, vemos que crecen los avasallamientos de tierras en todo el país, sin que los propietarios, grandes, medianos o chicos, encuentren asistencia del Estado y acción del Gobierno, para hacer cumplir la Constitución que reconoce la propiedad privada?
En este tema, es llamativo que nada haya cambiado desde que la Sra. Achacollo instaló su “INRA paralelo”, pasando datos a los delincuentes que operaban desde un edificio al lado de ella, extorsionando o entrando a tierras de quienes tenían temas judiciales pendientes. Ahora es lo mismo, pero sin Achacollo; ahora son los “interculturales”, una denominación “simpática” que nos puede dibujar a cualquiera de los bolivianos y ciudadanos del mundo tan influenciado culturalmente, de ida y vuelta, pero acá, bajo el apelativo, encontraron un negocio de ganar-ganar; ganan los dirigentes que reciben plata de gente que en su gran mayoría viene de tierras altas, arman una agrupación intercultural, pagan una buena plata en su creación, vienen a Pailón, ahí les entregan sus “posesiones” y lo demás corre por cuenta del poder político que busca copar territorialmente el escenario, pensando en conseguir votos en la próxima elección en un lugar que siempre les fue adverso; así se han hecho de varias alcaldías en el oriente, y van a seguir.
La inclusión verdadera es que la gente se reconozca en sus derechos desde sus diferencias, pero lo que hay, es un país cada vez más polarizado, que es lo que pretende mantener el poder porque eso le garantiza votos “duros”, de manera que, dice la Comisión, hay que trabajar en una reconciliación para “sanar heridas abiertas desde el 2019”, como si los abusos del poder fueran de tan reciente data (2019), como si no hubiera ocurrido la agresión a los indígenas del oriente en Chaparina, como si no hubiera habido la matanza en Caranavi, como si la matanza de Huanuni no hubiera ocurrido; como si a Cristian Urresti no lo hubieran matado los cocaleros del Trópico, como si Evo Morales no hubiera dado la orden de la masacre del Hotel Las Américas… y podemos seguir pero es suficiente, por ahora.
El 2019, señora Arosemena, fue el acabose de la tensión acumulada; el fraude electoral (ese que don Joel llamó trabajo) de Evo Morales traspuso los límites aceptables de su abuso; ese que comenzó en febrero de 2016, cuando llamó a un referéndum para que Bolivia le diga NO y pese a ello usó al poder judicial (ese que ustedes reconocen en su contubernio con el poder político), para que habilite su candidatura y esa elección fue la confirmación del hartazgo; Morales se fue solo, volvió, cuando creía que su “delfín iba a ser un manso” que lo iba dejar gobernar desde atrás (a estas alturas decir que Arce gobierna es un eufemismo) y por eso están en un gran pleito.
Fíjese señora Arosemena y señores de la Comisión IDH, que ahora gente del MAS repite lo que denunciamos cuando ocurrieron los hechos y en el libro Octubre 2019, Fraude y Después. Hace un par de días, Andrés Flores, el jefe de bancada del MAS en Diputados indicó que “el plan de golpe de Estado de los evistas fracasó” y ahora van tras de él. El populismo-socialista del siglo XXI es eso, es descartar al que pierde y trabajar con el que está en el poder, sin ningún tipo de remilgos; en esa tarea está el MAS-Arcismo hoy, falta todavía que digan otras cosas, es cuestión de paciencia.
Volvamos al “informe” preliminar o de “despedida”: No se refirieron a fondo a temas como la ley de ganancias ilícitas que encubre una intención de categorizar de terrorista o financiador del mismo a quien hable un poquito más fuerte, denuncie o salga a la calle a protestar; eso debieron haberlo visto los viajeros con más detalle, no es suficiente que hallen la ley poco clara; debieron decirlo claro; es inaceptable. No digan que no se enteraron del debate de esos días; cuando llegaron el tema se trataba en el Parlamento; no se refirieron para nada a las elecciones judiciales y al proceso de calificación de los candidatos; es incongruente hablar de dependencia política del poder judicial y no referirse a cómo se están armando los proyectos de selección de candidatos.
Gusto a poco, sin ninguna duda, es fácil decir “para eso debieron quedarse donde estaban”, pero ya hubo en otras oportunidades visitas que se fueron con poca credibilidad y nos dieron una sorpresa. No sé si este será el caso, don Joel trabajaría con López Obrador y ese es un elemento que tenemos que tomar en cuenta.
Cómo será de desabrido lo escuchado el viernes que ni al MAS le agradó, seguramente pesando que aquí dicen una cosa y más allá la cambian. ¿Porqué será tan difícil que la gente diga en un lado lo que estaría en condiciones de sostener en cualquier otro lugar, no?
El autor es periodista
Columnas de CARLOS FEDERICO VALVERDE BRAVO