El maltrato al usuario/a
Siempre que un/a extranjero/a me habla de Bolivia, una de las primeras cosas que recuerda es el servicio de transporte. Uno de los asuntos más comentados son los viajes en flota, “surubíes”, trufis y demás. No pueden creer las velocidades exorbitantes a las que viajan en caminos llenos de curvas y abismos, que se adelanten en zonas donde está prohibido, que los choferes no hayan descansado lo suficiente y estén bajo los efectos de alcohol y coca mezclados para resistir, que no haya un solo cinturón de seguridad en los asientos de los usuarios. Pero, claro, para los bolivianos/as eso es lo “normal” y hasta no faltan los “machos” y “mártires” que se enorgullecen por ese nivel de maltrato como cosa de “valientes”. No señores suicidas, eso se llama maltrato al usuario y violación de básicos derechos humanos que justamente recaen principalmente en los sectores más desfavorecidos, que son los que no pueden escoger cómo viajar y deben atenerse a lo que hay.
Otrita. ¿Qué hay del servicio de transporte en las ciudades? ¿Acaso los trufis y micros no pueden convertirse fácilmente en una lata de sardina atestada de gente sin un mínimo margen de seguridad? ¿Qué hay de los privilegiados que ostentan uno o dos autitos y gustan de andar a toda bulla y a toda velocidad por quién sabe qué complejos reprimidos, poniendo en riesgo la integridad de peatones y ciclistas? ¿Qué hay de los traumados de las bocinas que descargan su rabia en los/as peatones?
Una más, un caso reciente, BoA y el famoso gatito que se “perdió” hace unas semanas. Como siguiendo los parámetros del transporte terrestre, BoA tal vez crea que maltratar es una forma de ser más “popular”. Es decir, aparte de soportar el maltrato cotidiano del transporte terrestre, si con mucho esfuerzo acceden a viajar por avión los sectores desfavorecidos, tendrán que soportar el maltrato del transporte aéreo. Por ejemplo, es maltrato tenerte esperando horas por un vuelo retrasado en una sala atestada por otros/as infortunados/as todos los santos días. Y la verdad no quiero ni pensar en las denuncias de negligente mantenimiento de las naves, etc., para no incrementar el miedo…Y también es maltrato que te pierdan a tu gato, que no aparezca tu valija, que te traten soezmente cuando te atienden.
Los bolivianos/as hemos hecho una ilusa bandera del maltrato. Creemos que a más maltrato somos más “machos”, más “populares”, más “revolucionarios” y hemos normalizado aguantar el maltrato estoicamente como resabio de una cultura feudal-esclavista. “Tienes que aguantar”, diciendo. ¿Acaso no sería más “revolucionario” cuestionar y combatir al maltrato, más aún por su carácter de reproductor de desigualdad, en lugar de hacerle apología por lo “mártires” que somos al aguantarlo?
Lo terrible es que el maltrato al usuario se ha normalizado en todo lado. Lo recibimos en las instituciones y empresas públicas, ése no es secreto para nadie. ¿O no se pusieron a pensar que es verdadero maltrato hacer cola desde las cuatro de la mañana y perder días (valioso tiempo de vida que todos tenemos medido) —soportando lluvia y frío en varios casos— para recibir un servicio que es nuestro derecho? Y el sector privado, lamentablemente, no se libra del asunto, abundan los usureros que no pagan lo suficiente a sus trabajadores/as, los que se dan argucias para violar derechos laborales, los que también brindan pésima atención y servicio al usuario/a.
Pero no, cómo pues vas a cuestionar a nuestras sagradas empresas e instituciones, cómo vas a meterte con la familia Fulanita y Zutanita si se portan como gamonales, usureros y estafadores, tú tienes que aguantar, en Bolivia aguantamos nomás, ¿acaso no eres “supermacha” como dice el caricaturista Ríus?
Columnas de ROCÍO ESTREMADOIRO RIOJA