Pugna preelectoral en el MAS
Lo ocurrido este fin de semana, en el congreso departamental del Movimiento Al Socialismo (MAS) en Yapacaní, Santa Cruz, muestra el cariz de la pugna preelectoral que atraviesa el dividido partido de gobierno y que, por prematura y enconada, perjudica a la gestión del Estado.
Porque es evidente que evistas y arcistas —los dos bandos que apuntan a posicionar, cada uno a su líder, como candidato presidencial para 2025— ya están en campaña con ese propósito. Una campaña que comenzó a prepararse, de manera sutil, pocos meses después de la asunción de Luis Arce a la presidencia, en noviembre de 2020, y que fue adquiriendo fuerza y encono hasta el punto de dejar al Gobierno sin mayoría segura en el Parlamento, como lo evidencia la dificultad del Ejecutivo para conseguir la sanción de leyes —la del oro, por ejemplo— que la “bancada evista” se resiste a aprobar. El Gobierno, que tiene urgencia de aprobar las leyes que aliviarán las tensiones económicas que enfrenta su gestión, soporta la presión del evismo también fuera del Parlamento.
Los bloqueos de caminos que cercaron la ciudad de Potosí, antes y después del paro cívico de tres cívico en demanda de obras y una ley de “recursos evaporíticos”, fueron atribuidos por la dirigencia del Comité Cívico Potosinista a un juego de poder entre grupos del MAS. Y, según una senadora del ala arcista de ese partido, buscaban “desestabilizar a nuestro Gobierno”. Y al Gobierno le sobran los problemas. El mayor de ellos es la economía del país cuyo punto más álgido, por el momento, es la escasez de dólares, la especulación resultante y la incertidumbre que eso genera en los actores económicos. Álgido tema que Evo Morales echó en cara a su exministro estrella, y hoy presidente del Estado, el sábado en el agitado congreso departamental del MAS en Santa Cruz.
“¿Sabe, hermano Lucho? No estamos tan bien económicamente, qué vamos a sugerir, qué nuevas políticas sociales para la gente humilde”, le interpeló. El Presidente respondió con una media sonrisa, una menos amplia de la que posiblemente veremos pronto, no sólo en gigantografías en las ciudades, sino también en cada lugar donde se inaugure, ejecute y entregue una obra financiada con el dinero del Estado. Sí, porque hace seis días el Gobierno abrogó un decreto que prohibía “el uso de la imagen de altas autoridades (…) del Órgano Ejecutivo” en “letreros de información de obras públicas y de identificación institucional”. Ésa es otra evidencia de que la campaña preelectoral se pone más intensa en el MAS. Las peleas entre bandos y acusaciones de fraude en la elección de la dirigencia departamental de ese partido en su congreso de Yapacaní fueron una muestra de cómo va a continuar.