Filtros en la universidad
En estos días en que muchas carreras universitarias cierran inscripciones y comienzan clases, corresponde hacer algunas reflexiones sobre el ingreso y continuidad.
Durante los últimos días han surgido varias noticias sobre el ingreso de estudiantes a la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), única del sistema público y gratuito en el departamento. Si el sueño de los padres de familia que con mucho sacrificio envían a sus hijos al colegio durante más de 12 años es verlos convertidos en profesionales, ya pueden ir descartando a la UMSS de este sueño.
La universidad pública este año recibirá sólo a 12 mil de los 38.500 (casi 40 mil) bachilleres que arrojan los colegios fiscales y particulares del departamento. Las razones son muchas, desde la incapacidad física y económica de la UMSS para un ingreso irrestricto hasta los filtros de exámenes de ingreso que desnudan la debilidad académica con que egresan los bachilleres.
Una iniciativa de becas inicialmente conocido como Programa de Admisión Especial (PAE) y actualmente denominado Programa de Becas Individuales (PBI) es un triste ejemplo de esta situación. El programa consistió en abrir puertas de la universidad pública (sin exámenes de ingreso, pero sí con otros beneficios) a estudiantes que hubieran realizado labores sociales y a quienes correspondía darles una oportunidad de profesionalización. Dejaremos para otra ocasión el debate sobre quiénes son los que, en los hechos, se beneficiaron con estas becas. Por ahora, basta mencionar que, en los 10 años de vigencia del programa, sólo el 1 por ciento de los 5 mil becarios terminó la carrera. Tal es el fracaso que la UMSS tuvo que modificar en 2022 las condiciones y exigir para ellos cursos y exámenes preuniversitarios.
¿Qué ocurre con los otros 27 mil bachilleres? Otro reportaje de este medio informa que unos 15 mil estudiantes (39 por ciento de los bachilleres) tocan cada año las puertas de los más 80 institutos técnicos que existen actualmente en el departamento. Se trata de los estudiantes que no pudieron aprobar el examen universitario o no cuentan con recursos para pagar una educación superior privada. Ellos son conscientes de sus limitaciones económicas y académicas, y además están urgidos de contar con una capacitación rápida que los faculte a buscar un trabajo de forma inmediata, aunque socialmente sean vistos como profesionales de segunda.
Pero las urgencias económicas son mayores. Los institutos técnicos absorben a cuatro de cada 10 bachilleres, los estudiantes lo agradecen, la UMSS lo aplaude, los empresarios comentan que no necesitan tantos “licenciados”, sino más técnicos. En fin, tal vez haya que hacer una evaluación en un par de años y ver los resultados. Lo que sí está claro es que cada vez más la universidad pública es un embudo para los bachilleres. Muchos filtros.