Amores suicidas
la mayoría de los estafadores se sale con la suya porque las víctimas se niegan a creer que han sido engañadas, a pesar de la evidencia y de las advertencias de los otros. Es una cuestión de amor propio, pues a nadie le gusta reconocer que ha caído en una trampa, usualmente por ingenuidad, estupidez o codicia.
Imagino que también tiene que ver el apego de la gente a sus certezas sobre la condición humana.
Así, los buenitos, aquellos que creen en la naturaleza esencialmente noble del ser humano, preferirán la ceguera voluntaria antes que aceptar que existen personas malvadas o corruptas.
Esto explica la simpatía que generan los políticos en general y, hablando de los bolivianos, el amor suicida que provocan Morales, Arce y toda la caterva de delincuentes que los acompañan. No hay otra explicación a la adoración bovina, e incluso fe, que tantos ciudadanos manifiestan frente al MAS. Es eso o dichos individuos no le tienen aprecio ni a la vida ni a su país.
Entonces, estimo que el MAS, es decir la izquierda, seguirá gozando del apoyo ciudadano mayoritario. Al menos por unos años, hasta que la realidad, como suele pasar, les pase la factura por su credulidad.
La pregunta sería: ¿cómo acelerar el proceso? ¿Cómo lograr que los estafados se den cuenta lo antes posible? Urge una respuesta porque la alternativa es que los ciudadanos despierten cuando estemos en una hiperinflación o cuando los del gobierno ya no se molesten siquiera en llevar adelante la pantomima que llaman elecciones...
¿Qué hacen ustedes cuando uno de sus amigos o familiares ha sido estafado y no termina de darse cuenta?
Columnas de ERNESTO BASCOPÉ