Cómo recuperar una salida soberana al mar
Euestra demanda marítima, a 200 años de la fundación de la república y 146 años de haber perdido el litoral, está paralizada. Al Gobierno no le interesa la reivindicación marítima ni entiende de lo que se trata. Ninguno de los precandidatos habla de la misma. ¿Es que ya no vale la pena intentar obtener una salida soberana al mar? Tal vez, pero si la respuesta a esta pregunta es no entonces tenemos que plantearnos o re plantearnos cómo intentar lograrlo.
Por más de un siglo Bolivia intento obtener por diferentes medios una salida al mar, siempre sin éxito. Esa triste historia culmina en el fracaso y frustración que fue la derrota en La Haya. Ese fracaso, fruto de la ignorancia, arrogancia e irresponsabilidad del gobierno de Evo Morales, fue exacerbado por la creencia, alentada demagogicamente por ese gobierno, de que La Haya iba a fallar a favor y que por tanto íbamos a lograr nuestro sueño tan anhelado de volver al mar.
Sin embargo, la derrota en La Haya demostró lo que siempre fue verdad, que nuestro enclaustramiento marítimo es un hecho, en esencia, geopolítico, no jurídico, y que por tanto es en ese campo en el que se tendrá que intentar resolverlo. ¿Qué queremos decir?
La Haya no podía forzar a Chile a entregarnos una salida soberana al mar. Sólo podía dictaminar, en el mejor de los casos, que negocie con nosotros. Si ese hubiese sido el resultado del juicio en La Haya, Chile, si es que decidía aceptarla por consideraciones de prestigio internacional, para no aparecer repudiando un fallo, simplemente podía hacerla fracasar.
Es así que lo que hay que comprender es que sólo si Chile admite una cesión territorial a Bolivia es que se obtendrá una salida soberana al mar. Ese es el objetivo que se debe alcanzar y por tanto hay que adoptar la estrategia que pueda lograrlo.
En ese caso ¿qué es lo que Bolivia debe plantear y cuál debe ser su estrategia? Bolivia debe demandar una negociación directa con Chile que tenga como condición sine qua non que, al menos en principio, se negocie una salida soberana al mar. Ninguna otra negociación tiene sentido si lo que se busca es obtener una salida soberana al mar. No habría ninguna otra condición, ni siquiera que tampoco se contemple una cesión territorial por parte de Bolivia. Eso no significa que se entregaría a Santa Cruz a cambio, por más que algunos Masistas quisieran.
En esta negociación no hay que olvidar al Perú, que tiene poder de veto sobre el territorio en el extremo norte de Chile adyacente al Perú, único territorio terminando en el puerto de Arica que realísticamente estaría en condiciones de ser cedido por Chile y ser una solución viable al enclaustramiento marítimo de Bolivia. Al respecto, en la negociación entre los gobiernos de Banzer y Pinochet, 1975-76, al ser consultado el Perú, si bien éste no dijo sí, tampoco dijo no.
¿Cómo lograr que Chile acepte negociar en esos términos? Se tendría que usar todos los métodos de presión posibles, sin ninguna restricción, hasta, pero sin incluir, métodos bélicos; naturalmente, dada la enorme diferencia de las respectivas FFAA a favor de Chile.
Esta estrategia consiste francamente en entrar en conflicto frontal y permanente con Chile hasta que acepte una negociación en los términos señalados. ¿Será éste un objetivo imposible de lograr?
Hay al menos dos razones para pensar que no es necesariamente así. En primer lugar, el candidato perdidoso contra Piñera, cuando éste ganó su primera presidencia, planteó una negociación con Bolivia sobre una posible salida soberana al mar, aunque incluyó en sus comentarios la posibilidad de alguna cesión territorial por parte de Bolivia.
También existe un antecedente de una negociación territorial, en la que un país incomparablemente más débil, Panamá, que aquel al que se le exigía una cesión territorial, EEUU, tuvo éxito: la devolución del Canal de Panamá a Panamá por EEUU.
Además ¿cuál es la alternativa? No parece haber una alternativa seria si es que realmente se quiere obtener una salida soberana al mar. La única alternativa verdadera a esta estrategia es aceptar que nunca se podrá lograr una salida soberana al mar.
¿Es posible que Bolivia esté dispuesta a pagar un precio que seguramente sería muy elevado para intentar lograr una salida soberana al mar? Es un engaño pensar que, como en el caso de La Haya, en la que se gastaron apenas unos cuantos millones de dólares –que para el gobierno de Evo Morales en ese momento era insignificante- se puede obtener un extraordinario beneficio a cambio.
Hay que enfrentar la realidad de que, si se quiere obtener algo de extraordinario valor, como es en este caso una salida soberana al mar, hay que estar dispuesto a pagar un precio acorde con el resultado que se persigue.
Por eso, por último, habría que consultar al pueblo de Bolivia a través de un referéndum si estaría dispuesto a intentar implementar esta estrategia con la finalidad de por fin lograr obtener nuevamente el tan anhelado mar soberano.
Columnas de CARLOS GUEVARA RODRÍGUEZ