Las lluvias pasaron, sus efectos no
La época de lluvias terminó, pero los daños ocasionados por derrumbes mazamorras y riadas persisten. Aunque ya no se registran precipitaciones, las familias que fueron impactadas por las inundaciones y sus consecuencias aún sufren por efecto de sus pérdidas y necesitan ayuda.
Por ejemplo, las edificaciones, barrios enteros que se desplomaron todavía están emergencia y las instancias estatales correspondientes analizan dónde reubicar a las personas que perdieron todo, incluidas sus viviendas.
Casi un millón de personas fueron perjudicadas por los efectos de las intensas lluvias cuyo volumen es considero extraordinario, comparado con los registros históricos.
Están “afectados 305 municipios, de los 343 (que existen en el país); son 9.672 comunidades (perjudicadas). Las familias afectadas son 662.267, las damnificadas 285.792, en total suman 948.059 familias”, detalló el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes.
Las familias que se quedaron sin casa superan los dos mil y dependen de las gestiones y recursos que destinan las alcaldías, gobernaciones y el Gobierno nacional para encarar la fase posdesastres.
Las lluvias afectaron 9.009 viviendas, de las cuales 2.457 quedaronj completamente destruidas, como sucedió en Tipuani y Bajo Llojeta, en La Paz.
En Cochabamba, además, varias casas terminaron de desplomarse en Ticti Sur, donde más de 100 tenían un deterioro estructural irreversible debido a una falla geológica del terreno donde estaban construidas, sin autorización legal de la municipalidad.
“A partir de ahora, la Agencia Estatal de Vivienda podrá ingresar municipio por municipio para hacer una evaluación final (de las casas siniestradas) para ver cuáles reúnen las condiciones técnicas y jurídicas para que las mismas sean repuestas en su totalidad”, anunció el Viceministro.
En tanto, las heladas y granizadas, reportadas desde noviembre de 2024, causaron la muerte de dos personas y afectaron a 366.943 familias en 122 municipios y 3.186 comunidades.
Es probable que en las regiones donde las lluvias no tuvieron un impacto grave la actividad de sus habitantes haya vuelto a la normalidad. Pero la situación es diametralmente opuesta en los numerosos sitios donde los fenómenos naturales provocaron perjuicios materiales.
Ante este panorama, es importante que cada región cuente con un plan posdesastre para no dejar en el olvido a quienes sufrieron y sufren aún por los daños de las inundaciones.
Como suele ocurrir después de una emergencia, es difícil que las autoridades e incluso los medios se acuerden de los afectados. Sin embargo, es alentador ver que el Viceministerio de Defensa Civil brinde un detalle de las consecuencias que dejaron las lluvias y de lo relevante que es estar conscientes de que aún se requiere ayuda.