Las proezas de Wilstermann en Copa Libertadores
Óscar Galdo A.
Texto y Fotos
Escribir sobre las tres décadas de leyenda de Wilstermann es volver a un rico pasado, a lo más sublime que forjaron en tres ciclos brillantes, bañados en letras de oro. A cuál, mejor los tres, por como funcionaron colectivamente, por las figuras que desfilaron en cada equipo marcando una magistral época
En el primer equipo de oro que surgió en los últimos años de los cincuenta, es el segundo que apareció en los primeros de la década del setenta, y el tercero en la alborada de los ochenta. Qué difícil decir cuál fue el mejor. Los tres fueron de pura fantasía dejando una huella indeleble con el paso de los años. Un camino abierto al cuarto gran ciclo que vaya se deja esperar.
Los tres se lucían por la calidad de sus integrantes, por la hombría de los que defendían lo que hacían y convertían los que ocasionaban el delirio de los hinchas en cada una de las acciones que culminaban en las redes del adversario.
Cada gol es una joyita atesorada en el alhajero de los recuerdos. Aquellos del quinteto de encanto: Sánchez, Alcocer, García, López y Soria. Los cinco ases que domingo a domingo asombraban a quienes asistían a los estadios en Oruro, La Paz y Cochabamba.
Fueron bravos los partidos ante rivales de jerarquía, especialmente frente al cuadro del momento, Municipal de La Paz. Ese ciclo lo cerraron con un brillante tricampeonato ganando el “Mixto” de 1958 y 1959, más la Liga Mayor en 1960. La que definieron frente a su rival de todos los tiempos: Aurora.
Se hizo esperar bastante el segundo ciclo de oro. Del que ya existen muchos testimonios escritos y algunas grabaciones que reflejan lo grande que fue el bicampeón de la Copa Simón Bolívar de 1972 y 1973. Esa prodigiosa delantera con el “Chapaco” Sánchez, Limberg Cabrera Rivero, Milton Teodoro Joana y el diablo Baptista. Años de esplendor que tuvieron cercanía con el segundo “Tri”, que no pudieron alcanzar.
El tercero llegó de la mano del genial Jairzinho, el brasileño que, en cada pirueta, dibujaba fútbol hecho arte. Sus asombrosas acciones deslumbraron en los momentos claves de aquellas contiendas decisivas en el camino a la consagración. Ese gol a Antonio Carusso, arquero de Bolívar, en el arco sur del Capriles. Otro, ese que convirtió en Oruro, derrotando al golero Pidcova de San José. Queda en el recuerdo la delantera del 80: Nicolás Galarza, después César Enríquez, Gastón Taborga, Jair y Freddy Salguero.
En el recuento final es valioso remarcar que la diez en el rojo hizo figuras indiscutibles a Renán López y al brasileño Milton Joana. Que la diez también lució el mundialista Jairzinho, en una demostración de que la diez en el rojo es una casaca de leyenda, que marca nítidamente lo que fueron los tres ciclos de oro de Wilstermann.
Hay una vieja historia escrita bordeando la banda del rio Rocha. Hay una vieja historia con letras, cuyo polvo eterno y amarillo trepó a los cielos por las hazañas de Wilstermann, en la vieja y querida Copa Libertadores de América.
Historia escrita por sus héroes a lo largo de contiendas inolvidables. César Sánchez, Máximo Alcocer. Ausberto García, Renán López y Alfredo Soria. Juan Carlos Sánchez, Freddy Vargas, Limberg Cabrera Rivero, Milton Teodoro Joanna y Alberto Baptista, también el chileno Juan Abel Gangas.
José Rocabado, Óscar Claure, Wilfredo Villarroel, José Trujillo, Carlos Trigo, luego Mario Zabalaga. Nicolás Galarza, César Enríquez, Gastón Taborga, Jairzinho y Freddy Salguero. El “Ruso” Eduardo Navarro, Juan Carlos Trigo, Víctor Eduardo Villalón, Carlos Arias, Jhonny Villarroel y el paraguayo Patricio Aveiro. Juan José Ponce, Jaime Olivera, Hugo Pérez, Limberg Cabrera Busset, Víctor Hugo Bravo y Orlando Martínez. Wálter Zamorano, José Issa y Roger Pérez, son las figuras que en diferentes épocas simbolizaron los tres ciclos de oro del rojo sangre, que congrega a miles y miles de adherentes. Por los tres títulos de 1958, 1959 y 1960, por los bicampeonatos de 1972 y 1973; 1980 y 1981.
Son muchos los que pasearon su clase por años, dejando recuerdos imborrables de triunfos memorables. No se trata de un ranking, es apenas un ejercicio para dejar fluir de la memoria los diez partidos de ensueño más entrañables en una cronología echa al azar. Es probable que algunos tengan el aval de la comunidad roja. Y también es probable, y hasta legítimo, que varios prefieran ubicar a otros partidos trascendentales entre los que antojadizamente me propuse seleccionar.
EL PRIMERO
Había que empezar por el primer partido de la historia, el primero que le tocó jugar con Independiente Santa Fe de Colombia. Fue la tarde del domingo 30 de abril de 1961. Los aviadores y los cardenales en el Capriles; el rojo sin la presencia del maestro Ausberto García, reemplazado por otro maestro: Armando Escobar, era el seudónimo bien apropiado por la grandeza de ellos.
Más de 20.000 personas en las cuatro tribunas, aunque la norte y sud eran ramplas con graderías de adobe. Delirio colectivo en el estadio. Mucho más, con el gol de Renán López a los 8’. Alegría que duro poco, ya que Panzutto, tres minutos más tarde marcó el empate. Sánchez a los 17, López a los 77’ y Panzutto a los 85’, dejaron el marcador 3-2. El momento remarcable se dio cuando “Wacho” Zamorano le atajó un tiro penal a Montero en el arco que da a la avenida Juan de la Rosa. Primer gran triunfo de los rojos en la Copa.
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EL GLORIOSO MIRASOL EN COCHABAMBA
La presentación de Peñarol, el glorioso cuadro uruguayo, provocó inmenso interés en los cochabambinos. Los “Carboneros” llegaron con sus principales estrellas. El infortunio no quiso que sean protagonistas del gran partido Pedro Virgilio Rocha y Alberto Spencer, al ser expulsados en el clásico ante Nacional, pero estaban el “Pardo” Abadie, el peruano Joya, el golero sin par Mazurkievic y su gran capitán Tito Goncalves.
Los aviadores tenían lo suyo, nuevamente en acción sus cinco ases del primer ciclo de oro: Sánchez, Alcocer, García, López y Soria, más la juventud de Óscar Maldonado, Guery Ágreda, Jorge Urdininea y Edgar Postigo, los hermanos Jaime, Jesús y Hugo Herbas, los “Pichones”; y el “Motoso”. Entre ellos, el gran José Issa. Un equipazo que doblegó al gran titán uruguayo.
Cuando le quedaban 9 minutos al partido, se produjo la brillante acción del único gol. Toque espléndido de Renán al “Oso” García, quien, al definir con clase y certeza, le daba triunfo a Wilstermann. Asombro en la prensa internacional y lamentos entre los charrúas. Ocurrió el miércoles 2 de febrero de 1966. Primera joyita para el alhajero de los recuerdos.
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EL CICLÓN DE BOEDO ABATIDO EN EL CAPRILES
Al simple anuncio de la presencia de San Lorenzo y River Plate en Cochabamba por la Copa Libertadores de América, la expectativa creció sin proporciones, porque se trataba de lo mejor del momento en Argentina, por la cantidad de figuras que tenían: Irusta, Glaria, Piris, Heredia, Cocco, la “Oveja” Telch, Ayala y Chazarreta, en San Lorenzo; “Perico” Pérez, Wolf, JJ López, Mostaza Merlo, Alonso, Morete y el “Pinino” Más, en River Plate.
Había que conseguir los refuerzos que necesitaba Wilstermann. Lo que obligó a que de la vereda del frente escogieran lo que faltaba. De Aurora llegaron José Issa, Jaime Olivera y Freddy Vargas; de Petrolero, Aniano Bernal, y de Bélgica, el brasileño Capú.
El rival a vencer: San Lorenzo, ostentando la condición de invicto. Era la tarde del domingo 25 de febrero de 1973. Estadio colmado de enfervorizados seguidores, Wilstermann bien armado y listo para el nuevo desafío, duro partido por la calidad del rival.
El único gol llegó a los 84 minutos. Cuando el 0-0 se imponía, un centro de Sánchez y un impecable cabezazo de Cabrera Rivero superando al grandote de Piris, derrotó al Mono Irusta, en el arco sur. Maravilloso triunfo de los de la casaca sangre.
VICTORIA DE ENSUEÑO
El turno era de los “Millonarios”, que en Santa Cruz le ganaron cómodamente a Oriente Petrolero. Gran tensión de nervios por la presencia del equipo sensación en su país. El solo nombrar a su máximo ídolo Alonso le daba un plus especial al compromiso
En una noche, la del miércoles 28 de febrero, el rojo, imponiendo su mejor accionar y el gran derroche de entrega de sus mejores exponentes, se encontraba con el segundo triunfo a pocos días del exitazo ante San Lorenzo.
A los 59 minutos, el gol se gestó en el medio campo. Bravo a Bernal, el paraguayo que la deja servida a Limberg Cabrera y el extraordinario delantero que define en su mejor estilo y versión; su disparo bajo, a un palo, imposible para el fornido golero.
Victoria de fantasía, en noche de encanto y felicidad por los triunfos ante los equipos argentinos. Imposible de olvidarlos por tratarse de hitos de hazaña que tienen un lugarcito en el cofre de los recuerdos imperecederos.
CLASE COPERA
Por segundo año consecutivo, el rojo del alma, como suelen manifestar sus feligreses, en la Copa Libertadores, ahora ante los poderosos Palmeiras y San Pablo. Había que reforzarse, lo que obligó a buscar lo indispensable para el nuevo reto. Llegaron el chileno Víctor Eduardo Villalón y el paraguayo Genaro García. Primer rival a derrotar, Palmeiras, los esmeraldinos paulistas. No lucían figuras, pero el puntero zurdo Nei era endemoniado de piruetas incontenibles, sino, algunas veces háganle la consulta a Villalón.
Otra noche de Copa, otra victoria sensacional. El gol en el arco norte, a los 33 minutos, magistral jugada de Bravo, culminada en forma brillante por Milton. De nuevo los indescriptibles festejos cochabambinos en noches de Copa. Delirio total entre los simpatizantes del aviador. Por los años de asombro, con triunfos inigualables.
LA JOYITA DE JAIRZINHO
Cuando Wilstermann ganó el torneo liguero de 1980 después de brindar rotundas demostraciones de juego claro, armónico, incisivo y contundente. Sabía que esperaba la exigente Copa contra los equipos ecuatorianos y el peligroso The Strongest.
Bajo la batuta del genial Jairzinho y con algo de fortuna empezó su camino por ser el primer equipo boliviano en pasar la barrera de la primera fase, derrotando 3-2 al Tigre, tras remontar el 0-2, con un golazo de Taborga que hizo realidad el primer triunfo.
El primero de visitante también lo cosechó ese año, en Ambato, puesto que con goles de Olmedo y Taborga derrotó a Técnico Universitario 2-1. El aporte de talento de la estrella del momento Jair resultó fundamental para obtener el resonante triunfo.
Una pinturita, una obra de arte fue el precioso gol de Jairzinho a Barcelona, el ídolo del astillero. Cimbreando la cintura se fue acercando al arco de Pereira, hasta depositar la redonda suavemente en las mallas, ocasionando delirio colectivo en el Capriles. Fue ante 29.209 personas, la tarde del domingo 19 de abril de 1981.
En épico partido extra, Wilstermann le ganó 4-1 a The Strongest, en lo que vino a ser la mejor actuación del mundialista brasileño. Ya sin Jairzinho, el rojo tuvo escasa fortuna ante Flamengo y Deportivo Cali, en la segunda fase.
BOCA, RIVAL DEL AVIADOR
Faltaba enfrentar en la Copa Libertadores a la mitad más uno de Argentina. Al once oro y azul. No venía bien el “Xeneise”, pero Boca es siempre motivo de atención y de recuerdos por los títulos de 1977 y 1978, forjados en bravas finales ante Cruzeiro y Deportivo Cali. Era el Boca del “loco” Gatti, Mouzo, Brindisi y Ricardo Gareca. Era Boca, simplemente
Ya en la época de tres delanteros, Wilstermann alineó ante el “xeneise” a Blanco, Taborga y Salguero. Esa noche apareció Miguel Ángel Bengolea cuando al partido le quedaba un minuto. Sí a uno del final. Tiro de esquina en el arco norte, centro del argentino Blanco, Navarro que desvía ante la pésima salida de Gatti, “Pukunazo” de Bengolea, golazo, joyita del argentino a tan poco del final. Misil cruzado que enloqueció a la poca concurrencia (10.302 personas). Otra victoria sin par del rojo idolatrado por su enorme legión de adherentes. Ocurrió el viernes 30 de julio de 1982.
GOLEADA INESPERADA
Llega a Cochabamba la fiel expresión limeña, el equipo crema dirigido por el “Chueco” Marcos Calderón, Universitario, que no pasaba por un gran momento, que traía como principal atracción al golero Ramón Quiroga, a Rey Muñoz y Juan Caballero.
En una tarde de sábado, la del 10 de mayo de 1986, surgía como el señor gol, alguien que hoy está en la galería de los magníficos rompe redes de la Conmebol: Juan Carlos Sánchez, el formoseño. Hizo los cuatro de la goleada, uno fue con un soberbio tiro libre al arco sur. El 4-0 a la “U” de Perú, imposible de borrarlo en la memoria, porque es otra joyita de Copa. Forjada con temple en las lides de este torneo.
¡Qué triunfo ante los “Carboneros”!
El rojo de Copa. El rojo de las opacas actuaciones con algunos buenos resultados en el pasado y actual siglo, por el 2-1 a Alianza Lima, el 4-2 a Emelec, o el 1-1 con Corinthians. Otra vez en la Copa Libertadores edición 2017.
Asombrando a sus seguidores por los excelentes resultados en el torneo continental y los magros en el torneo casero.
Wilstermann, en un momento incierto recibiendo a Peñarol, no al poderoso de otros años, pero el “Mirasol” glorioso de magistrales triunfos en la década de los sesenta. Peñarol de las cinco estrellas continentales: 1960/61/66/82 y 1987. El equipo del 1-1 en La Paz, el que había soportado la derrota en 1966. Después de 51 años de nuevo en Cochabamba.
Sin reconocidas figuras, pero Peñarol, es al once histórico al que le hizo seis goles hace poco Wilstermann, en una noche de desconcierto y de júbilo por ese tanto tiempo sin éxitos como el de esa noche, la del martes 29 de marzo, fue 6-2, en la mejor noche de José Gabriel Ríos, Edward Zenteno y Thomaz, en la noche del sobresaliente rendimiento colectivo del rojo del alma para sus feligreses.
IMPOSIBLE DE OLVIDARLO
Ya en cuartos de final, la cruzada más brava, de los sueños por eliminar a otro favorito a la corona, Atlético Mineiro de los millones de dólares, al “Galo” de Robinho y Fred, al equipo del estado de Mina Gerais, eterno rival de Cruzeiro en los clásicos de Belo Horizonte.
Un soberbio 1-0 de fantasía en el Capriles. Con la chilena, no de lujo; sin embargo, de valor incalculable. La de Gilbert Álvarez, cuando se complicaba el futuro por ese aferrarse al cero de los brasileños. Fue la noche del miércoles 05 de julio, día de triunfo a la que asistieron 20.665 personas. La noche de julio en la que daba el aviador un fundamental paso a los cuartos de final.
Así nos propusimos narrar la vieja y actual historia de un grande boliviano con sangre copera, que ahora espera a River Plate de Argentina. Por una noche de gloria en un 14 de septiembre de historia para los K’ochalas, y en las puertas de la primavera.
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