La historia de Bolivia en un bolsillo
Juan Pablo De Rada Suárez
Cuando era un adolescente, mi padre me regaló el texto “Descubriendo Bolivia” publicado por Los Amigos del Libro en el año 1989. Dicho ejemplar llegó a mis manos a través de un cumpleaños. Con tapa blanda, full color y una foto de la ciudad de La Paz en su portada, sacada del mirador de Laikakota, cautivaban mis iris que empezaron a explorar dicha edición.
Pues, no parecía un ejemplar de esos comunes, sino que era un “libro de bolsillo”. Era un texto fácil de llevar. Lo podía llevar a mi colegio y mostrarlo a mis compañeros, o sencillamente encerrarme en sus hojas. De fácil lectura, el autor Hugo Boero Rojo, cochabambino nacido en Vinto, y que hace honor a la tierra de escritores, poetas y exploradores como lo es Cochabamba, resumía en un texto de 121 páginas la geografía de Bolivia. Todo su tapiz geográfico bañado de pisos ecológicos. El texto te mostraba desde las altitudes altiplánicas hasta los llanos más frondosos de bibosi y toborochis.
Boero era un empedernido viajero de los confines bolivianos. El cochabambino era un viajante de las carreteras. Un día, su hijo Hugo Boero Kavlin me mostró como su padre emprendía viajes a lugares remotos. Uno de ellos San Juan del Oro, una zona olvidada en nuestra geografía, lugar que se encuentra al extremo sur de Potosí, lejos de Tupiza, más cerca de Lípez, en una región inhóspita donde Hugo Boero padre empezó a explorar un yacimiento arqueológico.
Pues, el “Descubriendo Bolivia” recogía ese espíritu explorador por los caminos de Bolivia. Cada cierta cantidad de páginas, dicho libro tenía mapas de las carreteras del país. Claro, era 1989 cuando se publicó, y sólo algunas vías estaban asfaltadas, teniendo caminos ripios o rutas de herradura en sus detallados mapas. Ese era el texto de Hugo Boero Rojo, el de 1989 entre su fácil lectura, su nada complicado traslado que incluso era el referente obligatorio en mis viajes de adolescente acompañado de mis padres en flotas y móviles por las carreteras de Bolivia.
Extrañaba un libro así. No encontraba un texto parecido en estos nuevos tiempos. Yo que soy historiador me ponía a pensar si podía hallar un ejemplar que pueda resumir en pocas páginas la historia de Bolivia. No una historia mínima, que es diferente, los “libros de bolsillo” deben ser didácticos, como el “Descubriendo Bolivia” que lo puedes leer desde el medio, el principio o el final.
La socióloga Silvia Rivera Cusicanqui me decía que un buen libro es aquel que, agarrando cualquier página, cualquier hoja, te empiece a cautivar. Eso era el “Descubriendo Bolivia”, y eso es también el texto “Kollas: una historia pequeña” (Editorial Subterránea, 2025) del historiador Alejandro Mérida Luján. Da la casualidad que Mérida es también cochabambino. Historiador y antropólogo con estudios en Michoacán, es hijo de las tierras del Tunari al igual que Boero. Yo pienso que esto no es casual. Boero ya no está con nosotros desde 1997, cuando un cáncer lo sacó de nuestro mundo. Pues dos años antes de esa partida, nacía Mérida. Es como si un cochabambino le pasase la posta a otro lugareño de la Llajta.
“Kollas: una historia pequeña” es un ejemplar en miniatura. Literal. Mérida compuso el texto de 458 páginas en un formato muy pequeño. Puede entrar en un bolsillo. Si, lo puedes llevar en los bolsillos de tus jeans, tus pantalones de vestir. Los puedes llevar en tu mochila. Lo puedes manejar entre el colegio y un viaje en bus. Vaya que extrañaba un texto así, fácil de llevar. Así como el “Descubriendo Bolivia” que es un texto geográfico de la vastedad boliviana, el “Kollas: una historia pequeña” es un libro que te explica la historia de Bolivia desde el “Periodo Lítico” hasta la “Bolivia contemporánea”.
Hagamos un ejercicio. Agarremos el libro como nos aconsejaría Silvia Rivera. Página 162, “Corregimiento del Collao. La primera ciudad fundada por los españoles en el Collao fue el pueblo de Paria (1535); quedó instaurado, nos relata el historiador puneño René Calsín por el licenciado Lope García de Castro, gobernador de Perú el 23 de junio de 1565”. En mí interpretación de historiador, mira que puedes viajar a ese pueblo que todavía se alza en la puna orureña y verificar que ahí se fundó el primer asentamiento ibérico en la actual Bolivia andina.
Vayamos a la página 41. Así al azar. “Chaku. Cercamiento o rodeo. De la misma manera Lumbreras señala que era un tipo de cacería cuyo uso continuó en periodos posteriores. Se trata del cercamiento de las manadas por un grupo que va encerrando a los animales rodeados”. Mérida hace una explicación en resumido de cómo era la forma de cazar de los habitantes andinos del periodo lítico. Esto es antes de Tiwanaku, los quechuas y los aymaras. Mucho antes. Hace mención del historiador Luis Guillermo Lumbreras para darle seriedad a las fuentes.
Sigamos con el ejercicio. Página 349. “Dante Salvietti. Es el inventor de la soda papaya Salvietti que se genera por el concentrado de la fruta. Se creó luego de que llegara Dante Salvietti a los Yungas. Conjunto a la marraqueta y el plátano hacen parte de la dieta fundamental de un obrero albañil”. Todos hemos bebido la Papaya Salvietti, está en nuestras mesas a lado de unas salteñas sabatinas. Está en las manos del albañil. Está sencillamente en nuestro imaginario popular, y este dato no podía faltar en el libro de Mérida.
“Kollas: una historia pequeña” es un texto que le recomiendo al lector, al estudiante del colegio, al universitario que está empezando sus primeras armas en los estudios sociales, geográficos, históricos de Bolivia. Se lo recomiendo al que está viajando en flota en el día y quiere leer varios aspectos de la historia de Bolivia. Este su servidor creció con el texto de Hugo Boero Rojo, interesándose por la geografía e historia de Bolivia, y este su escribidor cree que un futuro joven podría interesarse en la historia de Bolivia con textos como el que publicó Alejandro Mérida Luján.