Deprimidos y las 50 sombras de Grey
“Estoy más depresivo”... “Me deprime la situación del país..”, “muy deprimente la vida…”. En estos días, la palabra “deprimido” se repite con diferentes interlocutores y en diversas situaciones. El deprimido es –como dice Beyung Chul Han, filósofo coreano– preso de una enfermedad producto de una relación consigo mismo exagerada, y patológicamente recargada. El sujeto depresivo preso en un tiempo de exigencias y rendimiento se ahoga, es reo de su propio infierno narcisista.
Informes mundiales sobre depresión afirman que la sufren mujeres más que los hombres y representan la población más vulnerable junto con jóvenes y ancianos. Estimaciones que datan de 2005, presentadas por las Naciones Unidas, afirman que en el mundo hay 322 millones de personas que padecen depresión. Un número que crece y se multiplica.
Han sostiene que el deprimido ha diluido al Eros, esa pulsión que es la más indicada para vencer a la depresión. El Eros es considerado como una relación con el otro que va más allá del rendimiento y el consumo. El autor coreano afirma que el sujeto del rendimiento no es verdaderamente libre, ha transado con su propia autoexplotación, aunque esta acción se realice pensado que tiene libertad en sus elecciones porque el sistema, con toda su maquinaria de seducción, utiliza ese poder y consigue que los hombres se sometan por sí mismos a la dictadura de la dominación.
En el libro de Han “La agonía del Eros” (2014), se hace referencia a la novela best seller en el mundo, “50 sombras de Grey”, donde los protagonistas se someten a la seguridad de un contrato que regule los niveles de contacto y transgresión de los cuerpos. Este sistema de regulaciones para evitar el caos y los caminos inciertos que brinda el sexo, hace de la novela y la posterior adaptación cinematográfica un tratado insoportable y mezquino, donde la relación de imaginación está ausente, ahí donde precisamente el Eros crece y fructifica.
Han expresa: “Se elimina de igual modo la negatividad de la suciedad, simbólica o real denotando así la exacerbación del ascetismo como valor hipermoderno”. Esa puede ser la razón del éxito mundial de “50 sombras de Grey”: brinda un alivio masivo al ser un manual que borra el horror o la aventura incierta de fundirse en el otro y, por el contrario, se prefiere ejercer una vigilancia férrea de los apetitos. Quizá por eso los jóvenes, los viejos y las mujeres se deprimen más, sin dejar de mencionar a los hombres también, porque las formas actuales de consumo no son patrimonio de un género o de una edad determinada. El consumo es antropófago, autorreferente y demasiado solitario. Razón de la infelicidad es la imposibilidad del encuentro y la cosa radica más en obedecer a un sistema que alienta al narciso. Triunfe y abrace el éxito, pero hágalo solo.
Volver a la pulsión de la verdadera vida del eros es lo que habíamos necesitado y la solución estuvo como siempre en el cuerpo, en el cuerpo que retoma su verdadero camino fundiéndose con el otro. Así de simple y complejo volver al eros y su pulsión creadora, generosa y desobediente.
La autora es escritora
Columnas de CECILIA ROMERO