La infodemia y los contagios de sarampión
El sarampión es una enfermedad viral y muy contagiosa. Se manifiesta a través de granitos en el cuerpo. Los niños menores de cinco años y las personas mayores de 30 años pueden tener complicaciones severas en la salud si la contraen. La vacuna se encuentra en el programa de vacunación gratuita en muchos países en el mundo para los niños entre 12-14 meses de edad y un refuerzo entre los 9-11 años de edad.
Conocer la historia médica del sarampión puede ayudar a comprender el valor de la vacuna. En 1954, los doctores John F. Enders y Thomas C. Peebles logran aislar el virus del sarampión llamado la cepa Edmonston y en 1963 formulan la vacuna que comienza a inocularse dos años después, en 1965.
Hasta entonces, esa infección afectaba anualmente a medio millón de personas en EEUU. Ahora, el número promedio de contagios es de 13 por año.
El año 2018, Bolivia se declaró territorio libre de sarampión. Pero a fines de febrero se detectó un caso de esa enfermedad en una niña, en la ciudad de Bermejo, Tarija. No se determinó si el contagio era autóctono o importado.
Como las personas viajan, el sarampión ha vuelto a ser una enfermedad prevalente en muchas naciones que ya erradicaron el problema, incluida Bolivia.
Nuestro país ha bajado su cobertura de vacunas a sólo el 15% de la población objetivo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2023 el sarampión se ha incrementado en un 79% de manera global y ha matado a más de 130 mil personas —sobre todo niños—.
La niña de Bermejo no estaba vacunada porque su familia “pertenece a una secta religiosa que rechaza las vacunas”.
Muchas personas han dejado de recibir o acceder a la vacuna por la infodemia, la a abundancia de información, falsa o verdadera, sobre una dolencia. Desde la pandemia de Covid-19, los grupos antivacunas han tomado mayor fuerza y sus mensajes se esparcen fácilmente por internet, especialmente, mediante las redes sociales.
¿Cuántas personas publicarían mensajes antivacunas si su hijo tuvo complicaciones severas de una dolencia que pudo evitarse con la vacuna correspondiente? Seguramente no muchas admitirían su error públicamente.
Es bueno informarse bien antes de tomar una decisión. Las vacunas existen para prevenir las enfermedades y sus consecuencias. No todos los tratamientos o vacunas funcionan sin efectos secundarios. Sin embargo, si el tratamiento o vacuna preventiva puede librarnos de la enfermedad o la muerte, seria tonto privarse de ella o impedir que nuestros hijos la reciban.
La autora es Ph.D. en economía internacional
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