Iglesia demanda a los operadores de justicia juzgar con la verdad, objetividad e imparcialidad
Este domingo, el arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, durante su homilía demandó a los administradores de justicia aplicar de manera verdadera y equilibrada, y cuestionó que se haga justicia por mano propia, al indicar que el juicio de Dios tiene que ser verdaderamente de Dios y no de los hombres, porque Él es el único que conoce la verdad.
“La Iglesia exhorta a los administradores de justicia, a juzgar de acuerdo a la verdad, en forma imparcial, libres de la corrupción y de presiones de toda clase”, refirió.
En ese contexto, sostuvo que el juicio de Dios es verdadero y que “así debería ser también para todos los administradores de justicia, quien un día ha hecho el juramento de juzgar de acuerdo a la verdad, en forma objetiva e imparcial, y libres de la corrupción y de presiones de toda clase”.
Agregó que la Iglesia cuestiona la justicia por mano propia y afirma que estos hechos, además de ser crímenes penados por ley, son un pecado gravísimo ante Dios.
Sentenció que el testimonio de Jesús cuestiona a la raíz el recurso a la justicia por mano propia, como son los linchamientos, “una práctica lamentablemente siempre presente en nuestra sociedad”.
“Estos hechos, además de ser crímenes penados por ley, son un pecado gravísimo ante Dios, porque la vida es un don de Él y nadie y por ningún motivo se la puede quitar a los demás”, indicó.
Añadió que “no se trata sólo de los linchamientos físicos, sino también morales, las lapidaciones de palabra, que hoy, en la era de la comunicación globalizada y de las redes sociales, se difunden por todo lado en forma incontrolable”.
En ese contexto, dijo que “a menudo, la opinión mediática se erige a tribunal inapelable, juzgando y condenando a la muerte moral a personas o instituciones, condicionando incluso a los administradores de justicia”.