Fonoteca: un viaje en el tiempo a través del sonido
Todo momento, todo tiempo tiene su sonido. Una melodía, una voz, un ruido o un susurro que nos trae de vuelta a ese lugar que guardamos entre recuerdos. ¿Cómo sonaban los tranvías en el siglo pasado? ¿Cómo eran las primeras emisiones radiales? ¿Cómo sonó el Himno Nacional la primera vez que se emitió en el Teatro Achá? ¿Cómo era la voz de Marcelo Quiroga Santa Cruz?
Todos estos sonidos y voces son parte de la memoria histórica de un país y, por tanto, de su patrimonio sonoro. Volver a escucharlos es como vivir un viaje al pasado. Aunque pocos lo sepamos, sí es posible traer estos sonidos de vuelta. Y lo es a través de la fonoteca: la casa de los sonidos.
Cochabamba proyecta una fonoteca que guarde los tesoros sonoros de la ciudad y del país. La arquitecta y museóloga Alga Barriga imaginó este sueño hace casi ocho años y parece estar cerca de cumplirlo.
Una fonoteca es la casa de los sonidos
“¿Qué es una fonoteca?”, pregunté a Alga, y debe ser la quinta vez que recibió la duda en el día. Ella siempre responde: “La fonoteca es la casa de los sonidos”. Continúa: “Una fonoteca es un espacio para darse un tiempo y cultivar la cultura de la escucha. Es un refugio para la preservación de los acervos sonoros, que son uno de los patrimonios más frágiles y olvidados”. Además, explica que la fonoteca es un instrumento indispensable para salvaguardar los documentos sonoros de sus formatos análogos y que a través de procesos de digitalización se preserven en el tiempo y puedan ser escuchados y recordados.
La proyectista cuenta una anécdota que le hizo comprender lo que es una fonoteca y su importancia. Por los años 90, su padre se encontraba realizando estudios fuera del país y, para acortar la distancia, se enviaban mensajes grabados en cintas de casete, mismas que aún conserva. “Es muy extraño escuchar mi voz, mi forma de hablar, mi forma de hilar ideas, las anécdotas de la escuela, la aguda escasez de agua de la época, escuchar la voz de mi mamá dictando por detrás que no contemos cosas que puedan preocupar a mi papá”, relata. Y concluye: “En fin, escuchar es recordar. Soy una pésima persona para hablar, pero soy muy buena escuchando, esto es fundamental en la búsqueda”.
La semilla fue plantada en 2012
En 2012 se proyectó la creación del “Museo de la Música” en un inmueble asignado en el municipio de Tarata, donde Barriga cumplía funciones como consultora. Sin embargo, el proyecto no surgió. En 2016, nuevamente como consultora, en la Secretaría de Cultura de la ciudad de Cochabamba, la museóloga proyectó la “fonoteca”. Lamentablemente, ante la falta de continuidad y recursos, el proyecto no se materializó.
Con el objetivo de profundizar en el proyecto, Alga visitó la Fonoteca Nacional de México, donde un equipo profesional conformado por Pavel Granados, Mónica de Guadalupe Mora Valdés, Mariela Salazar, Ana Fernández de Lara (del programa Ibermemoria), Margarita Sosa y Gustavo Trujillo transmitió su experiencia y conocimientos para proyectar una fonoteca para Bolivia.
Actualmente, el proyecto fue retomado por el Concejo Municipal de Cochabamba y se trabaja en la pronta aprobación de la Ley Municipal de la Fonoteca a cargo de la Comisión de Desarrollo Humano y Culturas. A través de esta normativa, se creará la fonoteca de Cochabamba y se instalará en inmediaciones del Centro Artístico Cultural Bicentenario (colegio Ex Mejillones).
Archivo sonoro, un patrimonio frágil
Por el momento, el equipo que proyecta la Fonoteca recolectó 4 mil discos de vinilo y algunos de carbón que deben ser puestos en registro, más una colección de discos de carrete abierto y una lectora japonesa Tascam, que fue donación de la cooperación japonesa y se encontraba en desuso en el teatro Achá. El material está en buen estado. Añadió que todo esto debe pasar por un proceso de catalogación, registro y digitalización con un equipo especializado.
Nahuel Canedo, técnico en sonido e integrante del proyecto, apuntó que las expresiones vivas como la música y el relato oral en nuestro país, al igual que el paisaje sonoro y la biodiversidad, están relacionadas íntimamente con nuestro proceder, nuestra cosmovisión e idiosincrasia, por lo que son una fuente de suma importancia para el desarrollo de nuestra cultura y el refuerzo de la misma.
Al mismo tiempo, se trata de archivos sumamente delicados y que requieren procesos especiales de conservación. “Los documentos sonoros, a diferencia de otros documentos, presentan un carácter intangible en su contenido, pero con una necesidad de soporte físico para su reproducción. El entendimiento de la evolución en las distintas técnicas como el avance de la tecnología, tanto en los reproductores como materiales de construcción de los soportes, son lo que diferencian este tipo de documentos, haciéndolos aún más frágiles y de mayor importancia”, detalló Canedo.
Por otro lado, recalcó que la digitalización de estos archivos debe atravesar un proceso de catalogación, limpieza, curaduría y verificación de la autenticidad del documento. Todo ello con el objetivo de conseguir el audio más fiel al sonido original.
Los tesoros que albergará la fonoteca
El equipo proyectista informó que entre las piezas más significativas que ya fueron recolectadas se encuentra un importante repertorio de voces femeninas, por nombrar algunas: Gladys Moreno, Matilde Casasola, Luzmila Carpio, Zulma Yugar, etc. También se identificó a otros músicos, como Macario Pinto, Wara, Kjarkas, Savia Nueva, bandas militares, Trío Oriental, una grabación del Himno Nacional en aymara, un disco conmemorativo en Homenaje a los Puertos de Bolivia, grabaciones del Teatro Achá, entre otros. Quedan muchos registros por descubrir y con un gran valor patrimonial
Su misión: preservar, difundir y educar
Quienes visiten la fonoteca podrán realizar “un viaje en el tiempo a través del sonido, darse un tiempo para escuchar, descubrir y ser escuchado”, dijo la proyectista. La casa de los sonidos es donde se conservará el patrimonio sonoro, pero también cumplirá función de difundir éste a través de formatos digitales.
Canedo recalcó que la fonoteca es fundamental para la formación e investigación, al ser una fuente de consulta primordial en actividades educativas, culturales y en procesos de investigación sea por su realización o contenido.
Por su parte, la coordinadora de música de la Universidad Mayor de San Simón, Noemí Uzeda, valoró y recalcó la importancia del proyecto de la Fonoteca. “Para comenzar, es una forma de dar importancia a la misma música en el país, una necesidad de organizar las composiciones y manifestaciones sonoras”, apuntó.
La fonoteca preservará música, paisaje sonoro urbano y rural, producto de estudios de bioacústica, voces, lenguas, dialectos que estén en riesgo de extinción y así como registros de radio.
Experiencias en Latinoamérica
La Fonoteca Nacional de México es el referente a nivel Latinoamérica con al menos 12 años en funcionamiento. Durante este tiempo, ha conservado y recuperado valiosos archivos sonoros. Asimismo, realiza exposiciones sonoras, investigaciones y trabaja arduamente en la recuperación de aquellos “sonidos en extinción”.
En tanto, en Argentina, Brasil, Perú, España, Puerto Rico, Ecuador, Chile y Colombia, las universidades han destinado un espacio para la conservación de archivos sonoros. También hay casos en los que personas particulares asumen esta titánica tarea, como Felipe Solís Poblete, en Chile. Cochabamba proyecta a una fonoteca nacional, y que sea un referente a nivel Sudamérica.