¿Nueva era?: Bolivia y el “súper rally” por el negocio del litio
A paso lento, y aún no se sabe si seguro, Bolivia va ingresando en la gran competencia internacional por el negocio del litio. Más propiamente sería la competencia por la producción de carbonato de litio grado batería, es decir, aquel producto usado en las modernas baterías. A julio de 2023, el proyecto avanzó tortuosamente durante más de 10 años, pese a una inversión cercana a los mil millones de dólares. Pero, según anunciaron las autoridades, a principios de agosto se estrenará el principal de los ingenios litíferos proyectados hasta hoy en el país.
¿Cómo marcha la competencia por el negocio del litio? Dados los plazos marcados, los escenarios complejos, así como los diversos competidores y equipos, bien se la podría parangonar con un gran “rally”. Lo dicho, Bolivia partió tarde y en desventaja. Al gran rally del litio Chile se lanzó decidido hace casi 39 años, Argentina arrancó en 1997 y Australia en 2000. Actualmente, en el negocio los cuatro primeros puestos los ocupan Australia, Chile, China y Argentina.
Australia produce anualmente casi 61 mil toneladas métricas de litio y llegó a recaudar por ese concepto 9.000 millones de dólares. Chile ya superó las 39 mil toneladas que le redituaron 7.763 millones de dólares en 2022. China se constituyó en el tercer productor mundial con 19 mil toneladas destinadas a su mercado interno y de compleja cuantificación. Argentina produjo 6.200 toneladas por las que obtuvo 696 millones de dólares.
Hasta ahí los primeros puestos de la competencia. Luego figuran Brasil, con 2.200 toneladas; Zimbabue, con 800 toneladas; Portugal, con 600 toneladas, y Canadá con 500 toneladas. Luego, estaría Estados Unidos, aunque se explica que dicha producción corresponde a algunas empresas que por privacidad no aceptan la publicación de datos. Esta virtual parrilla de los nueve principales competidores corresponde a los informes de la consultora Statitsta y el sitio Minería Sustentable. Hasta el presente, la producción boliviana no ha sido considerada en ranking alguno.
Ranking boliviano
La estatal Agencia Boliviana de Informaciones (ABI), en una publicación de agosto de 2022, anunció: “Bolivia se posicionó entre los 10 principales exportadores de carbonato de litio”. En la especificó que el país había exportado dicho producto por un valor de 10 millones de dólares en 2021. Haciendo un cálculo al precio promedio de aquel año (25 mil dólares la tonelada), la producción bordearía las 400 toneladas.
Este presumible puesto 10 en la competencia se lo alcanzó gracias a la limitada producción de una planta piloto ubicada en la localidad de Llipi. En suma, por ahora, el país produce 15 veces menos que Argentina, 97 veces menos que Chile y 152 veces menos que Australia. Eso, por citar a algunos de nuestros principales competidores y tras los anuncios de algunas autoridades que apuntan hacia los primeros puestos del rally litífero.
Así al menos se deduce de lo que el viceministro de Energías alternativas del Ministerio de Hidrocarburos y Energía, Álvaro Arnez, declaró, hace una semana, a El Deber: “Australia domina lo que es el escenario mundial en la comercialización de carbonato de litio con una producción de 63.000 toneladas métricas al año. Pero eso se puede modificar con la producción boliviana que llegaría a 65.000 con el aporte de las plantas de Uyuni y Coipasa (25.000 cada una) que construirá el consorcio CBC y las 15.000 de la plana de Yacimientos de Litio Boliviano (YLB). Con esto buscamos cambiar el escenario mundial a partir de 2024”.
Aquella declaración resume lo que constituye el estreno de la planta industrial el venidero agosto en Llipi más los recientes acuerdos firmados con empresas de China y Rusia. Sin duda, la producción de la primera posicionará a Bolivia en la tabla de competidores a nivel podio, incluso desde las primeras etapas de producción. Es decir, según lo anunciado, de principio se prevé llegar a las 12 mil toneladas y luego paulatinamente alcanzar las 15 mil. Ya la producción de las otras plantas con las empresas chinas y rusa, que implicará otra tecnología, queda abierta a otros márgenes de tiempo. Las autoridades adelantaron que esos proyectos implicarán inversiones por 2.800 millones de dólares.
Acelerador a fondo
Si todo va bien, Bolivia se hallaría en el puesto cuatro en 2024. Pero los otros competidores también pisan el acelerador, todos quieren más. Van acelerados especialmente Chile, Australia y, sobre todo, Argentina. ¿A qué apuntan? Australia desplazó a Chile hace ya seis años del primer lugar. Sus ingresos, según cifras oficiales del Gobierno australiano, se multiplicaron por 10 entre 2018 y 2022. El salto en la producción, entre 2021 y 2022, fue de 55.300 a 61.000 toneladas métricas. Chile, para mantenerse segundo, tampoco perdió ritmo. Su producción pasó de 28.300 a 39.000 toneladas métricas, en ese mismo periodo. Vale recordar que en Chile las exportaciones de litio en2015 equivalían al 0,1 por ciento de su PIB, hoy suman el 2,5 por ciento.
Sin embargo, alguien parece decidida a desplazar a todos o a casi todos. De acuerdo a la agencia calificadora de riesgo Standard and Poor’s (S&P), Argentina es el país del mundo con mayor inversión en exploración de litio. A principios de julio, S&P informó que este país suma el 22 por ciento de la inversión en exploración litífera en curso en el mundo. Le siguen Estados Unidos, con el 16 por ciento; Australia, 15 por ciento; Canadá, 12 por ciento, y Chile 9 por ciento. Cinco países concentran así tres cuartas partes de la inversión en exploración sobre recursos de litio en el mundo.
En ese escenario, los argentinos cuentan con tres proyectos litíferos en producción y otros 35 en desarrollo. Valga ejemplificar que sólo la planta que se halla a cargo de la empresa surcoreana POSCO implica una inversión de 4.000 millones de dólares. Cifras de ese tipo hacen prever que, en los próximos años, Argentina, hoy cuarto productor mundial, supere a China. Si no hay sorpresas, para finales de la década o principios de la próxima, Argentina superará también a Chile, para posicionarse como segundo productor mundial, detrás de Australia. Al parecer la firma de acuerdos para los proyectos chino y ruso en Bolivia, aún no llegaron a la mesa de los analistas de S&P o de sus pares. Habrá que ver cuánto bajan el ritmo sus rivales y si no aparecen otros.
Final de la competencia
¿Y cuándo terminará el rally? Por ahora, todo marcha en el marco del boom del consumo de litio en el que se halla inmerso el planeta. Un documento preliminar del Departamento de Energía de Estados Unidos, publicado en mayo y citado por Infobae, lo ubica entre los dos minerales más críticos de la transición energética de la era de los hidrocarburos a las fuentes ecológicas. El otro es el níquel. Para la década 2025-2035 —señala— se constituirán en los dos minerales más importantes para la producción de energía y los segundos de mayor “riesgo de aprovisionamiento”.
Otro pasaje ayuda a entender la preocupación acerca de la provisión de litio. El Departamento de Energía de Estados Unidos proyecta hacia 2035 una demanda que va desde un mínimo de 600.000 toneladas hasta un máximo de 1.800.000 toneladas. Esto significa entre tres y nueve veces los actuales niveles de producción. En el documento también se prevé que hasta 2030 las baterías de ion de litio todavía dominarán el mercado de almacenamiento.
Sin embargo, la carrera por el negocio del litio vive un auge al que ya se le van poniendo límites. Tres factores marcan el horizonte litífero: los avances científicos en la búsqueda de sustitutos, las fuentes alternativas de obtención de litio y el desarrollo de las técnicas de reciclado. Diversos análisis, incluidos el estadounidense ya citado, y otro de la Comisión Europea de Energía citan especialmente a siete posibles reemplazantes del carbonato de litio. “Grafeno”, “Zinc-aire”, “polímeros orgánicos”, “Aluminio-ion”, “Sodio”, “Sodio-cerámico” y “Oxígeno-ion” son los nombres de las baterías en experimentación alternativas a la ya clásica “Ion-litio”.
Todas son proyectadas a mediano o largo plazo, es decir, más allá 2030. En cuanto a las fuentes alternativas, suman, por ejemplo, en Europa proyectos como el alemán de explotar reservas propias para su plena autonomía. Varias potencias se embarcan en esa área, debido a factores geopolíticos y también trabajan una de las características que marca al litio: la alta posibilidad de ser reciclado. Por ello, se considera que la técnicamente llamada “ventana de oportunidad” para los actuales productores tiene un margen de alrededor de 20 años. Es decir, el “súper rally” por el negocio del litio empezaría a llegar a sus últimas etapas a principios de la subsiguiente década.
Ganadores a la vista
¿Quiénes se perfilan como ganadores de esta singular competencia? La respuesta no radica necesariamente en nombres de países, aunque uno de ellos tiene muy bien posicionada su marca y no es Australia ni tampoco Chile. Diversos títulos, virtualmente en tono de alerta, circulan especialmente en diarios europeos y estadounidenses. “China, un coloso a la captura de la industria mundial del litio”, reza uno de El País de España. “China podría controlar un tercio del litio mundial en 2025”, señala a su vez uno de Bloomberg.
Queda claro que la segunda potencia del planeta, al margen de ser la tercera productora de litio, fue tras el mineral a los cinco continentes. Su más reciente movimiento constituye un acuerdo de compra entre su gigante minero Tianqi Lithium y la exploradora de litio australiana Essential Metals. La transacción incluye el proyecto Pioneer Dome, una mina sin desarrollar en Australia Occidental con reservas totales estimadas de más de 100 mil toneladas de litio. El proyecto se suma a la participación mayoritaria que Tianqi ya posee en una de las minas de litio más grandes del mundo, Greenbushes, también en Australia Occidental, y a la refinería de hidróxido de litio para baterías que la compañía tiene en ese país. Y sobra recordar que diversas empresas chinas trabajan proyectos en Argentina, Chile y Bolivia. Según la Agencia Internacional de la Energía, China produce más del 80 por ciento del hidróxido de litio (litio refinado) del mundo.
Claro que otros análisis más puntillosos ubican a otros grandes ganadores del rally por el negocio del litio. Junto, al margen o en medio de las movidas chinas en Australia, Chile, Argentina, Canadá y más allá, se hallan poderosos fondos de inversión globales, como Black Rock, Vanguard, JP Morgan y HSBC. Así, por ejemplo, lo develó, en una investigación, la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables (Fundeps) de Argentina. La presencia de estos fondos va más lejos del propio negocio litífero, como el caso de la deuda externa. Hasta parecieran más que ganadores, dueños del rally.
¿Quiénes son los perdedores? En diversas evaluaciones y previsiones técnicas, sociales y económicas se advirtió desde riesgos ambientales severos tanto en Chile, Argentina, Australia como en Bolivia por los proyectos del litio hasta el limitado retorno de las inversiones. No por nada, Chile, aquel tempranero competidor en el rally del litio, relanzó sus políticas, incluso, con propuestas de nacionalización. ¿Será que Bolivia y su ingreso cuatro décadas más tarde logra mejores resultados y saca, por lo menos, el premio consuelo?