El hambre no acabó con los gatos dientes de sable
Washington |
El león norteamericano y el tigre diente de sable no se extinguieron porque el cambio climático o la competencia de los humanos los hayan hambreado hasta la muerte, según un estudio que difunde Public Library of Science (PLoS).
Durante décadas, los científicos aceptaron la hipótesis de que la pérdida de su dieta causó la extinción de los grandes felinos carnívoros que abundaban en América del Norte en el Pleistoceno tardío.
Pero un estudio de restos fosilizados de esos grandes felinos recuperados en los depósitos de alquitrán de La Brea, en el sur de California, no encontró pruebas de que los carnívoros gigantes tuvieran problemas para encontrar presas en el período en el cual fueron extinguiéndose, hace unos 12.000 años.
La investigación la llevaron a cabo científicos de la Universidad de Vanderbilt que analizaron los patrones microscópicos de desgaste en los dientes de esos felinos, y cuyos resultados contradicen la explicación más popular para la extinción cuaternaria, durante la cual desaparecieron los grandes felinos, los mamuts y otros grandes mamíferos en todo el mundo.
"La teoría popular sobre la extinción cuaternaria es que el cambio climático al final de la era glacial o la actividad humana –o una combinación de ambos– mató a la mayoría de los grandes mamíferos", señaló Larisa DeSantis, profesora asistente de ciencias de la tierra y el ambiente en Vanderbilt, quien encabezó el estudio.
"En el caso de los grandes felinos una creería que encontraron dificultades crecientes para hallar presas, especialmente si tuvieron que competir con los humanos", continuó.
"Y sabemos que cuando escasea la comida, los carnívoros, como los felinos grandes contemporáneos, tienden a consumir más del cadáver del animal que cazaron", explicó DeSantis.