José Rojas, el tejedor que lucha para mantener viva la tradición tarateña
José Rojas Salinas es uno de los últimos tejedores de lana que lucha por mantener viva la tradición tarateña de elaborar ch’uspas.
Mientras sus manos trabajan intensamente para crear figuras de palmas, ramas de trigo y otros elementos de la naturaleza para adornar las chuspas, José, de 60 años, recordó que la habilidad de tejer con cinco palillos la heredó de su madre.
Su pasión por tejer llevó al artesano a recorrer diferentes municipios del valle alto para comercializar las chuspas de lana que elabora con colores vivos.
Aunque su familia no muestra interés por aprender las técnicas de tejido ancestral, él se siente contento de viajar varios kilómetros para vender sus artesanías en las fiestas patronales más concurridas de Arani, Punata y otras comunidades.
“Para hacer esto uno tiene que tener paciencia y habilidad para manejar la lana y los palillos, hay que saber elegir los colores, ya después se avanza nomás, por día hago hasta media docena”, comentó.
Aunque cada una de las chuspas que elabora demanda varias horas de trabajo y requiere una dosis de creatividad, el costo de cada una no supera los 7 bolivianos, monto que el artesano utiliza para cubrir sus gastos de transporte y alimentación.
Si bien los ingresos que genera con los tejidos le dan para vivir, José sueña con vender más artesanías para mejorar su vivienda, que funciona como taller.
El hogar del artesano se encuentra a pocos pasos de la plaza principal de Tarata y destaca porque es una de las pocas que conserva aún elementos coloniales.
El artesano se siente orgulloso de tejer y compartir esta tradición con algunas de sus vecinas, quienes buscan nuevos mercados para mostrar su arte.
El tejedor niega sentir vergüenza o que la actividad que realiza sea sólo para mujeres; por el contrario, contó que es una forma de mantener viva la cultura y las tradiciones de sus padres y abuelos.
“No recibo pedidos, pero para cada fiesta tejo más de una docena. A los turistas les gusta, aunque ellos lo ven más como un adorno, pero a mí me compra la gente las chuspas para guardar su dinerito”, remarcó.
Para soportar sus largas jornadas de trabajo, José masca coca, escucha noticias y música en la radio.
El municipio de Tarata se encuentra a 26 kilómetros de la ciudad de Cochabamba.
Artesanas piden abrir mercados
Aunque Tarata es conocida por la elaboración de frazadas, ponchos, medias y chuspas de lana con técnicas de tejidos ancestrales, varias mujeres que se dedican a esta actividad buscan otras alternativas para sobrevivir por la falta de mercados en el departamento.
“Cada vez vendemos menos y vamos más lejos, ya no es como antes. Por eso los hijos están perdiendo interés y se están dedicando a otras actividades. Falta apoyo de las autoridades”, dijo José Rojas.