Jueces por sorteo
Montesquieu, porque decía que el sorteo es propio de la democracia mientras que la elección es de la aristocracia. El sorteo es una forma de elección que no ofende a nadie porque cada ciudadano puede tener una expectativa razonable de servir a la patria, en esto último Rousseau también estaba de acuerdo
Nos encontramos a meses de renovar el Órgano Judicial en Bolivia, y dado que preferimos aplicar una forma de elección poco usual en el mundo, al respecto creo que es tiempo prudente para plantear algo desde la teoría política que podría servir para remediar aquellas fallas de origen estructural que quedaron en evidencia la última elección de magistrados en nuestro país.
Saltaron a la vista durante los últimos años las críticas que giran en torno a la administración de justicia que tenemos. Es tan importante esto que me animaría a decir que si hay algo que hoy nos une aparte de la reivindicación marítima es también la preocupación por darle seguridad y confianza al ciudadano de que en caso que tenga que ver con la justicia, no será esto sinónimo de presidio inmediato.
En un tiempo anterior a que las sociedades elijan sus autoridades mediante el voto funcionaba una lógica distinta que era determinada por el sorteo, entendido como la máxima expresión democrática y garantía de horizontalidad entre los ciudadanos. Yno estoy diciendo que esto se haya practicado por unas cuantas décadas, sino que va desde la Atenas clásica hasta la edad media con el ejemplo de Venecia o Florencia, donde se practicaba el sorteo como forma de elección.
En concreto, el sorteo consiste en generar algunos filtros previos para garantizar primero que los mejores sean elegidos, segundo que todos tengan la posibilidad de candidatear, y algo muy importante es que aquellos que se animen a buscar ser elegidos se manejen bajo el principio aristotélico del buen ciudadano-buen gobernante: saber y ser consciente que un día puedes gobernar pero que al día siguiente serás gobernado.
Un crítico contra el sorteo diría que este elige a cualquier ciudadano, incluso si no tiene aptitudes para el cargo. Pero justamente si aquellos que se someten al sorteo saben que lo que hagan será controlado por la sociedad y las instituciones entonces se podría establecer un primer filtro para alejar a los malos elementos.
Bernard Manin en su ya más que importante trabajo titulado Los Principios del Gobierno Representativo, rescata y analiza el sorteo diciéndonos a nosotros criados bajo la lógica del voto en las elecciones que eso que hacemos es la forma más oligárquica/aristocrática, frente al sorteo que es mucho más democrático. Porque en la primera las campañas y los candidatos no compiten en igualdad de condiciones por ejemplo.
En lo práctico quisiera proponer el sorteo para la elección de nuestras autoridades judiciales mediante las siguientes alternativas:
-- Primero, se selecciona mediante méritos a quienes se postulan.
-- Segundo, podríamos poner en una bolsa común aquellos que superen la etapa de la evaluación de méritos y elegirlos en acto público en el Órgano Legislativo despejando dudas de si los elegidos guardan tendencia pro gubernamental, o.
-- Tercero, aquellos que superen la etapa de méritos van a elección por voto (como en Florencia en el inicio del Renacimiento) y entre los más votados se los introduce en una bolsa y se repite el segundo paso.
Por si siguen pensando que esto del sorteo es cuestión de unos cuantos griegos, pondré por delante a dos viejos conocidos. Primero a Montesquieu, porque decía que el sorteo es propio de la democracia mientras que la elección es de la aristocracia. El sorteo es una forma de elección que no ofende a nadie porque cada ciudadano puede tener una expectativa razonable de servir a la patria, en esto último Rousseau también estaba de acuerdo.
Finalmente, en este caso del poder judicial no es necesario hablar de legitimidad en la medida en que un gobernante la necesita, sino deberíamos pensar en otro tipo de orientación de este concepto entendida en dar garantía de confianza y seguridad a los ciudadanos, el sorteo sin duda podría ayudar a construir (repito) ese lazo de confianza y seguridad que tanto nos hace falta a oficialismo, oposición y nosotros como ciudadanos en general.
El autor es politólogo y docente universitario
Columnas de MARCELO AREQUIPA AZURDUY