Aquel periodismo
The Post no es una película para todo el público, pero sí imprescindible para quienes sienten, viven o tienen que lidiar con el periodismo, cada día.
Fue inevitable la nostalgia, la frustración y claro, el reto.
La primera, porque soy consciente de que ese periodismo de tinta y rotativa nunca fue el mío. Internet quitó el encanto a una época dorada. También trajo experiencias que disfruto de sobremanera.
Frustración porque sin importar el tiempo que pase, las historias de engaño, corrupción, mentira y censura se repiten, y las pruebas de entereza, responsabilidad y ética, son cada vez mayores. A veces, una buena intención con la historia guardada en una carpeta de la computadora, es lo único que queda cuando el reloj da las 23:50.
Ser mujer en periodismo y tener que tomar decisiones fue un camino empedrado desde siempre, hoy lo es aún, aunque los zapatos son más resistentes para andar. El reto lo pone Meryl Streep, que encarna magistralmente a Katharine Graham, dueña del The Washington Post, con una lección de liderazgo y humildad.
¿Qué periodismo se hace hoy?
Hay necesidad, mas bien urgencia, de hacer un buen periodismo, uno que no se acerque demasiado a las fuentes hasta que la amistad complique la verdad, uno donde las jornadas sean lucha constante por lo que se cree antes de lo que se quiere imponer, y uno donde el sueldo no sea el precio de la pasión del oficio.
Suena a idealismo, pero… ¿qué sería del hoy sin un poco de utopía?
Los oscuros secretos del Pentágono, la investigación que inició The New York Times y posteriormente The Washington Post, una complicada historia, bien contada. Spielberg lo hizo otra vez, con sagacidad, estilo y profundidad.
Me atrapó. Y sí, me retracto, debería ser para todo público.
Macroeditora web
Los Tiempos
Columnas de Fabiola Chambi