El MAS entre la falacia, el embuste y la hipocresía
Amalia Pando, Humberto Vacaflor, Carlos Miranda, entre otros, han desnudado la última mentira masista sobre la producción de gas natural. Las cifras han mostrado la verdad demostrando una vez más que el régimen se mueve como histrión contumaz, cirquero, practicando la falacia con desfachatez, porque ha hecho de la impostura una de sus características para trocar sus decisiones en siniestros propósitos, aunque ya nadie se traga sus embustes. Régimen perverso y sañudo, farsante como es para justificar sus tropelías, para excusar su incompetencia y camuflar su desidia, se sirve cínico de la falacia.
Pretende disimular sus errores, contradecir a sus opositores y desdeñar las críticas de todos los días. Ha puesto miles de funcionarios a repetir hasta el cansancio “las obras de gestión” muchas sumidas en el estruendoso fracaso, la destrucción o la inoperancia y que se han deglutido el fruto del sobreprecio de hidrocarburos y minerales de la “década dorada”. De forma hipócrita viven la doble falsedad, el engaño y la afectación al punto que ni los propios masistas creen en la simulación, la impostura, la estratagema de su farsa, de su pantomima, que es el disfraz, la tramoya, para el encubrimiento y la ocultación de su corrupción innombrable.
¿Quién puede a estas alturas negar que el melindroso funcionario, lisonjero con el jefe, encubre, disfraza que está ocultando la verdad, sin dejar de ser tramposo, malicioso, sutil y estafador? Los 13 años en el poder lo desacreditan, lo deshonran e infaman, porque la hipocresía les hace inventar, intrigar con perfidia, vilipendio al opositor o simplemente al que denuncia, critica la discriminación y la injusticia.
Todo apunta al segundo de a bordo como difamador, maldiciente, embustero y falaz, impostor mendaz y exagerado, chismoso, tan lleno de contradicciones como mal cuentista, hablador, inexacto. No pocos lo llaman traidor, canalla, denigrante. García Linera es el maestro vilipendioso, ofensivo, infamante que no trepida en calumniar y ofender, para persistir en el error de la repostulación en que arrastra al Jefe del Estado. Juntos han construído la falacia del Estado que todo el mundo abomina, pero que muchos disimulan en razón de subsistir sea del salario oficial o de los contratos con el Estado, de las prebendas del poder, puesto que ambos personajes han extraviado la razón, viciado las instituciones y depravado a los hombres instigados a desconocer a Dios, a la Patria, la Dignidad y el amor por su familia.
El autor es periodista.
mauricio.aira@comhem.se
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