Empresario, nervios de acero
Una medallita para todo empresario / emprendedor que:
–Hace filas en 10 instituciones diferentes para abrir su negocio.
–Paga impuestos de manera puntual pero cuando se equivoca en la declaración (error de dedo) empieza una odisea mayor a la de Homero.
–Para poner su letrerito tiene que sacar patente de publicidad (entregando planos, fotos, fotocopias, valorados), debe pagarla anualmente y exponerla en un lugar visible...... pero el llantero de al lado usa la acera para trabajar y tiene su letrero en la vereda y nadie le dice nada.
–Ve a la alcaldía como una enemiga llena de funcionarios atemorizados que no quieren asumir responsabilidad de los trámites que reciben. Agujero negro donde lo que entra no sale y donde los que trabajan ahí rotan más rápido que… (usen su imaginación).
–Va al notario a firmar, dejar su huella y dejar fotocopias, miles, de todo, al menos una vez al mes.
–No puede pagar servicios básicos online y cuando paga impuestos online el banco siempre le pide la carta física de respaldo.
–Tiene que facturar todo lo que vende, pero no todo lo que compra sirve para descargarse.
–Para pagar aportes de la caja de Salud de sus trabajadores debe hacerse sellar físicamente el comprobante bancario para que los funcionarios tengan un “recibo”.
–Vende productos originales, con garantía o hechos en Bolivia de gran calidad, pero compite contra los productos de contrabando que el Gobierno, dizque, está combatiendo.
–Va con su archivador palanca doble, lleno de papeles notariados, fotocopias simples, duplicados de todo, para hacer un mínimo tramite a cualquier institución del Estado y aun así le dicen: “faaaaaaalta”.
–Espera dos años por su patente del Senapi.
–Cumple con todas las leyes, hace todo según la norma, gasta dinero para ello y como EXISTE para el Estado siempre será sujeto de multas, contravenciones, fiscalizaciones y extorsiones.
–Se despierta todos los días con optimismo porque ya tiene nervios de acero y sin embargo cuando es hora de acostarse piensa: “En que carajos me metí”.
La autora es economista
Columnas de ERIKA GOTTLIEB GUZMÁN