La flojera de investigar
Escribir artículos, emitir opinión en medios o publicar libros con denuncias o investigaciones y ponerlas en consideración del público es una responsabilidad muy grande; consecuentemente, es una obligación tratar de lograr la mayor cantidad de información, de manera que lo que se escriba o publique tenga respaldo.
Aún recuerdo mi denuncia sobre la relación de Evo Morales y su novia Gabriela Zapata; mostré los documentos de nacimiento e inscripción del supuesto hijo de ambos: Fidel Ernesto. Lo inscribió Evo Morales y luego lo reconoció como tal. Denuncié que Gabriela Zapata trabajó en Gestión Social de la Presidencia y que se había beneficiado de ello y que benefició a CAMC; para pruebas de aquello ver Santa Zapata (CFValverde, 2017, Ed. El País). Evo Morales reconoció la relación y el nacimiento del hijo y hasta aseguró que la madre le había dicho que el hijo murió.
Más adelante, con información complementaria, aseguré que Zapata había engañado a Morales y que el niño nunca había nacido; el MAS me acusó de inventar una historia que Morales había reconocido como cierta. Con el tiempo, Zapata reconoció que el niño no nació y -el hecho es evidente- el supuesto hijo fue una buena manera de lograr lo que ella quiso. Fin de la historia, se investigó y se probó.
He realizado otras denuncias, como el asesinato del ingeniero O’Connor por una coima para los jerarcas de YPFB; Morales aseguró que ponía las manos al fuego por Santos Ramírez y Ramírez fue preso; se probó la denuncia. Están el caso Catler y muchos otros, incluso en el Gobierno actual, con los dos aeródromos Mundaka, el último en Warnes, o los problemas cada vez más frecuentes con el combustible que importa Bolivia y se frena en Paraguay y Argentina por falta de pago o los problemas de nuestros transportistas en Perú, por la mala calidad del carburante.
Cuando escribo libros, me aseguro de que sean irrefutables; probablemente no “escriba bonito” para algunos, pero todos mis libros han tenido ese sello: lo que se escribe se lo respalda. Alguna vez repetí palabras de otra persona o periodista y la información no era del todo cierta y pedí disculpas. No me cuesta hacerlo. Demoro en escribir porque recabo la información necesaria, si no tengo el dato, no lo publico; prefiero el hecho a la primicia.
¿A qué viene el prolegómeno?
Desde que el MAS es gobierno, Santa Cruz es el centro de los ataques del poder, sea con Morales o con Arce. En esos enfrentamientos, a muchas personas a las que no les agrada la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) actual (personalmente no tengo relación con la organización) hablan de lo que hace la UJC e inmediatamente la ligan con mi padre, Carlos Valverde Barbery, porque fue su fundador y primer líder. Inmediatamente, en un intento de dañar a la institución, lo ligan a él con Falange Socialista Boliviana, para darle un cariz diferente y en cuanto a los tiempos cronológicos nada de aquello es cierto.
En los últimos meses, el tema se ha repetido en dos ocasiones. La primera vez fue Hernán Cabrera Maraz, viejo periodista y que escribe bien, así no siempre se coincida con él, y la segunda, Rafael Archondo y la señora Isabel Siles Ormachea, en el libro Sobre un barril de pólvora, una aproximación biográfica de don Hernán Siles Zuazo. Escribo “aproximación” adrede, porque a mi entender al libro le falta sincerarse sobre el rol histórico de Hernán Siles Zuazo, al menos en lo que respecta a su relación con Santa Cruz y con hechos del primer gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro; él fue parte de la dupla que gobernó el país entre 1952 y 1956 y no se asume responsabilidad sobre todo lo que hizo ese primer gobierno del MNR, en el que se ejerció de una manera sui generis si se habla de democracia: no funcionó el parlamento. Ya habrá tiempo para referirme a ello; me quedo, sin embargo, con el prólogo de Gustavo “Toto” Fernández.
A lo nuestro: Valverde, Unión Juvenil Cruceñista y FSB.
No es difícil averiguar los datos, una llamada telefónica o un correo a la familia sería suficiente, aunque buscar información no es cosa de otro mundo. Pero la mentira se repite tanto que ya la dan por cierta y aquí va la aclaración.
En el libro Apuntes para la historia de los movimientos cívicos, Carlos Valverde Barbery (edición propia, 2000 ejemplares agotados, Impresiones San Antonio, Santa Cruz, 2002) el propio Carlos Valverde Barbery escribió (Pág. 84):
“…decidí visitar al Dr. Pinto para plantearle nuestro pensamiento y así lo hicimos; Toto Cortez Lozada, Julio César Cronenbold, Jorge Landívar Gil y alguien más… y le hice conocer al Dr. Pinto nuestra preocupación y la necesidad de la creación de una institución que agrupase a la gente joven que en su generalidad no estaba en ninguna agrupación…
“El Dr. Pinto inmediatamente se dio cuenta de la importancia que tendría para Santa Cruz la creación de la institución que le sugeríamos, y estuvo de acuerdo con que procediésemos a su fundación…
“…planteamos nuestro propósito y un joven al que yo no conocía, Saúl Pinto Landívar, dijo ‘¡Idea magnífica!, sigan con su loable propósito, pero yo no firmaré y no porque no esté de acuerdo sino porque como ustedes explican esta institución debe ser eminentemente cívica y yo pertenezco y soy dirigente de un partido político (Falange Socialista Boliviana, FSB), y aunque seguramente los jóvenes de mi partido coadyuvarán y apoyarán a esta institución, no debemos figurar entre los fundadores, porque se dará un arma al Gobierno del cual somos opositores, de decir, la oposición…’.
“…me pareció un gesto formidable el del Sr. Saúl Pinto y le dije a Toto Cortez como yo no conozco a la gente evitemos pedir firmas a los militantes de FSB para no nacer muertos, al ver que había apoyo, pero que así no llegaríamos al corazón del pueblo…”.
Esto fuera suficiente para entender que la UJC no nace “de ni con” FSB, sino de manera independiente a la política del momento: es parida por la situación que se vivía el año 1957 y fue cívica.
En otro libro, Tres hechos históricos narrados por uno de sus protagonistas (2000 ejemplares, Imprenta Editorial Universal, abril, impreso en junio de 2002), Carlos Valverde Barbery escribió (pág. 12):
“El día 24 de diciembre de 1959… Mario Gutiérrez me presentó a sus camaradas, a muchos de los cuales conocía, porque formaban parte de la Unión Juvenil Cruceñista de la cual fui fundador, en un momento me preguntó: ‘¿No quieres ingresar a mi partido?’. Yo respondí (después de todo lo hablado) ‘este es el único partido dispuesto a luchar por el federalismo…por ello estoy de acuerdo en ingresar a tu partido’. Gutiérrez inmediatamente llamó a Jerjes Vaca Díez y los tres subimos .. poniendo como testigo a Vaca Díez… ‘¿Das tu palabra de honor de seguir los lineamientos y doctrina de Falange Socialista Boliviana?’. Habiendo recibido mi respuesta afirmativa, concluyó: ‘estás incorporado… Bienvenido camarada’ y me dio un abrazo. Así fue como ingresé a FSB”.
Este hecho ocurrió en Buenos Aires, en “La Lucila”, donde vivía Mario Gutiérrez Gutiérrez; mi padre viajó a Argentina en diciembre de 1959, por invitación de Jerjes Vaca Díez. En ese tiempo él ya no tenía ninguna relación con la Unión Juvenil Cruceñista. Que quede claro entonces que Carlos Valverde Barbery ingresa a Falange el 25 de diciembre de 1959.
Era nomás cuestión de investigar y preguntar; preguntando, uno llega lejos… Disculpen los lectores este tema tan personal en un espacio tan público, pero era necesario porque el Gobierno se agarra de cualquier cosa con el interés de hacer daño a lo cívico y regional.
Columnas de CARLOS F. VALVERDE BRAVO