Artistas tras las rejas
El arresto y posterior aprehensión del humorista cochabambino Raúl Cuenca, por “usar parte” del uniforme 1-C de la Policía Boliviana, causó polémica y rechazo a nivel nacional, ya que fue remitido al Ministerio Público en un tiempo récord para ser investigado de oficio por supuestamente “usurpar funciones”.
Durante varias horas, los cibernautas cuestionaron duramente a la institución policial y calificaron de abuso y excesivo el accionar de los uniformados al aprehender a Cuenca cuando salía de una entrevista que había dado en un canal de televisión paceño para promocionar su presentación.
A pesar de que el fiscal Omar Yujra Paucara admitió en su informe que no se contaban con los suficientes elementos para su imputación, el humorista quedó en celdas policiales en calidad de aprehendido por más de 12 horas. El Ministerio Público dejó en manos del Juzgado de Instrucción en lo Penal de La Paz su libertad.
Más de uno señaló que el proceder de los policías de civil no correspondía, ya que su disfraz no tenía insignias, gafetes o símbolos patrios. “Una vergüenza la demostración de poder que ejercen quienes quieren demostrar que pueden aplicar la fuerza sin consecuencias”, decía un ciudadano a través de sus redes sociales.
“La libertad de expresión es indispensable en un sistema democrático, más aún si se trata de expresiones artísticas. El Estado debe garantizar que se ejerzan libremente, por lo que pido a las autoridades respetar y precautelar estas expresiones”, escribió en la red social X, el vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral, Francisco Vargas.
La Defensoría del Pueblo tuvo que intervenir para liberar a Cuenca y después fue el mismo ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, quien informó que el humorista fue liberado y en el mismo mensaje añadió: “Activar mecanismos de seguridad policial o acciones penales a partir de una entrevista o un acto cultural o artístico es inaceptable; ninguna forma de censura o afectación a la libertad de expresión puede ser tolerada en una sociedad democrática”.
Este hecho, que nunca debió haber pasado, se suscitó sólo dos días después de conocerse dos casos escandalosos de policías que fueron hallados en flagrancia, en Santa Cruz y La Paz, transportando en sus vehículos particulares más de ocho kilos de droga.
Nuevamente, la Policía quedó mal parada por el accionar de sus integrantes, ya que en lugar de perseguir a delincuentes avezados que causan terror en la población, monta un operativo para arrestar y luego aprehender a un artista que no tenía la mínima intención de dañar a la institución, sino de sacar una sonrisa a la gente con su actuación.