La salud amenazada
Varios conflictos a nivel nacional eclipsaron en los últimos días un tema que venía creciendo, y que de pronto pasó a segundo plano, pero que amenaza con reavivarse a partir de este lunes. Nos referimos al paro de cinco días (es decir toda la semana) que el sector salud pretende ejecutar como medida de presión contra la jubilación forzosa.
En realidad, aunque es la principal, hay una cadena de factores que motivaron las protestas desde marzo pasado, tales como la renuncia del entonces Gerente de la Caja Nacional de Salud (destituido, al final, por la presión gremial), la falta de insumos y equipamiento en hospitales y, recientemente, el conflicto en el Banco de Sangre de Santa Cruz (también solucionado en parte).
El Gobierno ha vuelto a calificar la medida de política, inició una serie de controles en los hospitales y amenazó con descuentos y despidos a todos los trabajadores que no acudan desde este lunes a sus fuentes de labor. También ha reiterado que el caso no está en sus manos, sino en la Asamblea Legislativa, pero para los trabajadores de salud ése no es un argumento válido, dado que entienden que el Ejecutivo y el Legislativo son parte de un solo cuerpo.
En protesta contra la jubilación forzosa, por demandas laborales o por falta de insumos y personal, los paros en el sector salud han dejado a los pacientes sin la atención que necesitan durante casi un mes en lo que va del año.
El primer semestre ha estado marcado por huelgas de los médicos, profesionales y trabajadores de la salud. Estos paros, que han variado desde uno o dos días hasta huelgas escalonadas, sumaron más de 25 días de interrupción en los servicios hospitalarios, impactando a la población. La interrupción de los servicios ha afectado al sistema de salud, desde el público hasta las cajas de seguro, el tercer nivel de atención y hospitales específicos.
Las medidas causan el desespero de la gente que debe reprogramar sus consultas o posponer sus tratamientos.
Por ello, es importante que tanto el Gobierno como los médicos vuelvan a reunirse y a encontrar soluciones que eviten que sea la población la que tenga que pagar por los desacuerdos. Está visto que las propuestas de incluir al sector médico en el comité de evaluación de la salud de los profesionales mayores de 65 años no han convencido para nada al gremio. Y si a éste se le añaden las demandas de otros sectores laborales habrá que proponer nuevas soluciones o finalmente repensar en la urgencia de aplicar la propuesta de jubilación forzosa.
De una u otra manera, se dirija al lado que uno se dirija, la premisa es la misma: tomen soluciones pensando en la salud de la población antes que por intereses políticos o sectoriales