Bolivia 2025: El Fuego Creativo que Nadie Puede Apagar
Un latido en el caos electoral
Las elecciones de 2025 no son solo promesas de litio o carreteras; son una puerta para una Bolivia que deslumbre. En las plazas de Cochabamba, los mercados de La Paz, los viñedos de Tarija, tarde un poder: la economía creativa o economía naranja. No es un lujo; es un motor que puede transformar economías y unir generaciones. Esto es un desafío: el qué debe hacer el próximo gobierno para encender este fuego. Una chispa ya lo está haciendo posible, tejiendo un futuro que resuena desde las calles al mundo.
El Alma Naranja: Oportunidades Sin Límite. La economía creativa es música de Oruro que podría llenar estadios, videojuegos de Santa Cruz que compitan globalmente, cine de Sucre que brilla en Cannes, turismo que haga de aldeas destinos mundiales. Ya mueve millones —cientos de millones en 2022— y emplea a artesanos, programadores, soñadores. Pero Bolivia apenas rosa su potencial.
Mira al mundo: en Indonesia, la economía creativa aporta el 7,4% del PIB y emplea a 17 millones. En el Reino Unido, generó £101,5 millones en 2017, creciendo al doble que el resto. En Corea del Sur, el K-pop y Squid Game suman el 2,5% del PIB. En Colombia, el Carnaval de Barranquilla creó $20 millones y 45.000 empleos en un año. Bolivia puede superarlos, pero debe actuar ya. Esto es lo que hay que hacer:
1.Elevar la Economía Naranja a Prioridad Nacional: Hacer de la economía creativa un pilar, como la minería. Crear una entidad que conecte músicos, cineastas, diseñadores y emprendedores digitales con mercados globales. Bolivia exportará canciones, apps, historias que ganarán premios.
2.Hacer de Cada Pueblo un Crisol Creativo: Cada municipio debe ser un laboratorio: un joven de El Alto filmando para Sundance, una familia de Potosí creando joyas para París, un guía de Rurrenabaque atrayendo turistas. En Brasil, los programas en favelas generan millares de microempresas. Bolivia puede hacerlo mejor.
3.Lanzar Bolivia al Mundo: Un festival —“Naranja Fest”— en Cochabamba, La Paz o Santa Cruz, uniendo música, cine, diseño, tecnología, atrayendo turistas y medios de Milán a Tokio. En Escocia, el Festival de Edimburgo genera £313 millones al año. Bolivia puede ser un faro creativo.
4.Empoderar a los Creadores: Fondos para que un programador de Tarija lance startups, una artesana de Oruro exponga en Londres, una banda de La Paz grabe globalmente. En Australia, $200 millones invertidos triplicaron retornos. Bolivia necesita un fondo naranja.
5.Conectar con lo Digital: Una plataforma —“Naranja Connect”— para que un escultor de Copacabana venda en Nueva York, una cineasta de Cochabamba firme con Netflix. En India, plataformas creativas generaron $2 mil millones en 2023. Bolivia debe abrir esta ventana.
Un futuro que ya respira
Esto no es un sueño; Hay destellos en Bolivia. En Cochabamba, Pulso Naranja y Cocha Creativa se van convirtiendo en espacios creativos generan riqueza y conectan con el mundo. Una ley pionera protege este sector. En Chile, Chile Creativo generó 120.000 empleos. En Argentina, el Mercado de Industrias Culturales sumaba 50 millones de dólares. Bolivia puede liderar, pero necesita un gobierno que escuche el eco de una visión que ya cambie el juego. Las industrias creativas globales mueven $2,3 trillones, según la Unesco. Bolivia no debe quedarse atrás.
Un desafío a los candidatos
Candidatos de 2025: la economía naranja es el latido que unirá al país. Los jóvenes quieren aplicaciones, cortos que rompan moldes; los mayores, su música, tejidos inmortalizados. Quien abrace este fuego ganará el alma de Bolivia. ¿Quién buscará la chispa que ya lo enciende?
El latido imparable
Bolivia es un pulso de ideas que espera resonar. La economía naranja une el ayer y el mañana, un joven con un celular y una abuela que teje. El fuego ya arde en Cochabamba, hagamos que arda en cada boliviano. Candidatos, ciudadanos: sientan este latido. Busquen la chispa. Bolivia está lista para brillar.
Columnas de Roberto Aranibar