¿Podremos ver en BoA al Lloyd Aéreo Boliviano?
En estos primeros meses bajo nueva administración, varios trabajadores y tripulantes de Boliviana de Aviación (BoA) han manifestado que sienten el retorno de una armonía laboral similar a la que vivieron en el histórico Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), aerolínea que durante décadas fue símbolo de conectividad, eficiencia y prestigio nacional.
El LAB está próximo a cumplir 100 años desde su fundación, siendo una de las tres aerolíneas más antiguas del mundo. Inició operaciones con aviones Junker de tres motores, donados por la colonia alemana en Bolivia, y concluyó su servicio comercial
operando Boeing 767-300 ER nuevos de fábrica. Fue pionera en Sudamérica al introducir el primer jet Boeing 737-100 (matrícula CP-861), posteriormente los Boeing 727-200, y se destacó por formar pilotos y técnicos altamente capacitados, hoy valorados en aerolíneas internacionales. En sus 50 años de operaciones con jets, no registró un solo accidente fatal.
Un hito histórico: el LAB fue la primera aerolínea fuera de Alitalia en transportar a un Papa. Juan Pablo II fue trasladado en un Boeing 727-200 desde Montevideo a Bolivia, y luego a diversas ciudades en aeronaves 727-100, bajo el mando del capitán Germán Rosas.
Muchos pasajeros hoy perciben un cambio positivo en BoA: mejor atención en aeropuertos y a bordo, mayor cortesía y puntualidad. Antes era habitual no saber con certeza los horarios de salida o llegada. Actualmente, los itinerarios se cumplen casi al minuto.
Un caso reciente: el vuelo Miami - Cochabamba sufrió una demora por un incidente en tierra. El remolcador del aeropuerto de Miami dañó la barra de soporte del tren delantero de un Boeing 330. Aunque el daño fue leve, y en línea con una estricta política de seguridad –como en los tiempos del LAB– se optó por una inspección completa antes del despegue. La demora fue totalmente ajena a BoA.
Con menos aeronaves que en el pasado, la actual gestión ha reactivado rutas nacionales e internacionales que anteriormente operaba el LAB, reduciendo así la fuga de divisas. Vale preguntarse: ¿por qué BoA no voló a destinos como Panamá, Lima, Santiago o Washington durante más de 16 años, pese a tener los permisos y flota necesarios? ¿Por qué se permitió que aerolíneas extranjeras, como Copa Airlines, aumentaran de 6 a 11 frecuencias semanales, llevándose millones de dólares? Solo entre Copa, Avianca y Latam, se estima que Bolivia perdió más de mil millones de dólares en ese periodo.
Es urgente que el Estado investigue por qué se abandonaron rutas estratégicas y se permitió una pérdida tan significativa de recursos. La conectividad aérea es fundamental para el desarrollo económico, la integración regional y la imagen internacional del país. Si el Lloyd lo hizo hace décadas, ¿por qué BoA no lo hizo antes?
Hoy, con voluntad y liderazgo, la nueva administración demuestra que es posible recuperar el rumbo. Confiamos en que se mantendrá esta línea de mejora, se consolidarán rutas históricas y se devolverá a BoA el prestigio que merece. Bolivia, como país mediterráneo, necesita de la aviación para conectarse con el mundo. BoA puede y debe ser el motor de esa conexión, como lo fue el LAB en su época dorada.
El autor es asesor aeronáutico
Columnas de Constantino Klaric